El pasado 5 de octubre, Doña Ifigenia Martínez dejó este plano terrenal. Su última aparición pública fue durante la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, un momento histórico que no pudo haber sido protagonizado por alguien más adecuado que ella. Doña Ifigenia, nacida en 1930, tenía 23 años cuando, por primera vez, las mujeres en México pudieron votar y ser votadas.
Fue la primera directora de la Facultad de Economía, donde también cursó su licenciatura, y más tarde obtuvo una maestría y un doctorado en la Universidad de Harvard. Activista por los derechos humanos y académica comprometida con la desigualdad, sobre la cual escribió varios libros, Martínez fue una mujer que llevó la teoría a la práctica. Se destacó en la política, en una época en que ser mujer y de izquierda representaba un doble reto. Siempre estuvo en favor de la erradicación de la pobreza y la desigualdad en México.
Inició su carrera política en el PRI, partido por el cual fue diputada en 1976 y desempeñó varios cargos como funcionaria pública en la SEP, Hacienda y Presidencia, llegando a ser subsecretaria en la Secretaría de Hacienda. Sin embargo, en 1987, abandonó el partido para fundar el PRD junto con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Posteriormente, fue diputada federal en 1994 y 2009 por el PRD, y más adelante se uniría a MORENA, reforzando su cercanía con Andrés Manuel López Obrador, partido por el que sería Senadora y Diputada. En esta última legislatura, fue nombrada presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y presidenta de la Mesa de Decanos. Entre los múltiples reconocimientos que recibió, destacan el Premio al Mérito Sor Juana Inés de la Cruz y la Medalla Belisario Domínguez.
El martes 1 de octubre, las mexicanas y los mexicanos presenciamos un hecho histórico al ver a las presidentas de los tres poderes: Ejecutivo (Claudia Sheinbaum), Legislativo (Ifigenia Martínez) y Judicial (Norma Piña). En ese marco, Sheinbaum pronunció un emotivo discurso sobre la lucha de las mujeres. Además de recordar a figuras como Leona Vicario, Sor Juana Inés de la Cruz y Frida Kahlo, destacó la importancia de las mujeres que luchan día a día: madres, abuelas, tías, maestras. Honrando su lema “llegamos todas”, Sheinbaum reconoció a todas las mujeres que continúan en pie de lucha.
Doña Ifigenia fue también una de esas mujeres: madre, abuela, bisabuela, y maestra de muchas generaciones, un ejemplo de cómo romper prejuicios y estereotipos de género. Hoy, al primer gobierno encabezado por una mujer, le toca seguir rompiendo techos de cristal y, sobre todo, recordar que no puede ni debe dejar a las mujeres solas. Le toca continuar honrando la lucha que iniciaron, hace muchos años, mujeres como Doña Ifigenia. Se extrañará su fortaleza, su lucha, su congruencia y su voz, siempre consciente de la justicia social.