Por Sharon Oropeza.
El Baja Beach Fest ha dominado un extenso tramo de la playa de Rosarito durante más de tres semanas, generando controversia debido al cierre total del acceso para visitantes y locales, a pesar de las disposiciones legales que lo prohíben.
La Ley General de Bienes Nacionales establece en su artículo 8 que el acceso a las playas marítimas y la zona federal marítimo-terrestre adyacente no debe ser restringido, salvo en los casos que se estipulen en el reglamento. Sin embargo, las autoridades locales han permitido el cierre para facilitar el evento, violando esta normativa.
Además, se intentó restringir el paso a los salvavidas mediante la instalación de una valla metálica que llegaba hasta la orilla del mar. El cierre también se extendió a un tramo del bulevar Benito Juárez, causando un caos visual en la ciudad. Esto contraviene las regulaciones del comité de la Zona Centro (Comeres), que prohíbe eventos que interrumpan el tránsito en este bulevar, esencial para la circulación en la ciudad.
Los restauranteros de la Zona Centro han reportado una caída en las ventas durante el festival. Aunque el evento atrae a miles de turistas, estos se concentran alrededor del festival, donde los precios de alimentos y bebidas son exorbitantes. Por ejemplo, una botella de agua se vendió a 5 dólares, aproximadamente 100 pesos, según comentarios en redes sociales.
El evento también ha sido marcado por incidentes de violencia. Un video de una brutal agresión a un asistente de Nueva York se volvió viral, generando indignación en las redes sociales. Aunque los organizadores desmintieron rumores sobre la muerte del joven, el hecho provocó una gran preocupación. La Policía Municipal de Rosarito no ha reportado detenciones relacionadas con el incidente y no lo ha incluido en sus reportes oficiales, a pesar de que el joven terminó hospitalizado.
Mientras el festival continúa, la comunidad local y los visitantes esperan que la playa de Rosarito sea liberada de las restricciones impuestas para este evento.
