Por: Fernanda Amaya Vargas
La noche del lunes marcó un momento especial para Demi Lovato, quien hizo su regreso a la Met Gala después de ocho años, tiempo en el que evitó el evento tras una experiencia que calificó como “terrible”.
En 2016, Lovato asistió por primera vez a la gala, pero su experiencia no fue la esperada. La cantante compartió una foto en Instagram junto a Nicki Minaj, en la que ambas parecían incómodas, y reveló que ese momento “prácticamente resumió” su primer y hasta entonces, último Met Gala.
En una entrevista con Billboard en 2018, Lovato explicó que se sintió fuera de lugar en el evento, describiéndolo como “muy exclusivo”. Recordó sentirse tan incómoda que consideró beber, pero en cambio, decidió abandonar la gala temprano para asistir a una reunión de Alcohólicos Anónimos. “Me identifiqué más con las personas sin hogar en esa reunión que con la gente en la Met Gala”, confesó.
La historia de Lovato ha estado marcada por desafíos personales públicos, incluida su lucha contra el abuso de sustancias. En julio de 2018, fue hospitalizada tras una sobredosis casi fatal, apenas un mes después de lanzar la canción “Sober”, en la que revelaba haber recaído en su sobriedad. En su documental “Demi Lovato: Dancing With the Devil” de 2021, reveló los detalles de su hospitalización, incluidos múltiples accidentes cerebrovasculares y un ataque cardíaco.
Desde entonces, Lovato ha estado enfocada en su recuperación y en encontrar un espacio mental más positivo. En una entrevista con Andy Cohen en su programa de radio Sirius XM el año pasado, compartió que está practicando la sobriedad y que no se arrepiente de su camino.
El regreso de Lovato a la Met Gala marca un nuevo capítulo en su vida y en su carrera. Su presencia en la alfombra roja simboliza su fuerza, su determinación y su crecimiento personal, dejando atrás las dificultades del pasado y mirando hacia un futuro lleno de esperanza y oportunidades.