En medio del combate al crimen organizado, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha lanzado una cruzada menos visible pero igualmente compleja: frenar la difusión de los narcocorridos, un subgénero musical profundamente arraigado en la cultura popular mexicana.
Mediadas eficaces peros dispares
Diez estados del país han respondido con medidas concretas, imponiendo fuertes multas a eventos que promuevan este tipo de música en espacios públicos. Sin una legislación federal que regule expresamente los narcocorridos, las autoridades locales han tomado la iniciativa con resultados dispares, aunque inicialmente eficaces.
Polémica durante el concierto de “Los Alegres del Barranco”
Sin embargo, el reciente escándalo protagonizado por el grupo sinaloense Los Alegres del Barranco reactivó el debate. Durante un concierto en Zapopan, Jalisco, proyectaron imágenes de El Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, mientras interpretaban el corrido “El del Palenque”. La reacción no se hizo esperar: el gobierno estadounidense revocó visas y la Fiscalía de Jalisco abrió una investigación.
El caso puso el foco nuevamente sobre el impacto cultural de los narcocorridos, y sobre la delgada línea entre arte, libertad de expresión y apología del delito. Ahora, figuras como Los Tigres del Norte, leyendas vivientes del regional mexicano, alzan la voz.
