¿Te identificas con los padres de los dibujos animados?

Si ves dibujos animados con tus hijos, terminarás viendo los mismos capítulos tantas veces que te los sabrás de memoria. Y, dependiendo de cuántos hijos tengas y sus gustos, repetirás esa experiencia con cada uno. Inevitablemente, escucharás a tu hijo mayor protestar: “¡Quita eso, qué aburrido!”, el mismo programa que alguna vez pidió ver sin parar. Mientras muchos estudian guion para entender la ficción televisiva, cualquier padre con horas de sofá paternal lo aprende gratis. Después de ver la misma serie hasta el hastío, terminas descubriendo su estructura y funcionamiento.

Tras años viendo animación, primero como niño, luego como padre primerizo y ahora con dos hijos, me he dado cuenta de que los modelos de paternidad en estos programas influyen en cómo nos ven los niños. En muchas series, los adultos ni aparecen, ya que su presencia limitaría la aventura. Si estuvieran, los episodios durarían apenas tres minutos, hasta que los padres dijeran: “Basta de salvar el mundo, es hora de dormir”. Así, los niños espectadores aprenden que sin padres hay diversión, y con ellos solo hay normas y aburrimiento.

Centrémonos en los padres que sí aparecen. En su mayoría, son torpes, infantiles y a menudo rivales en las travesuras de sus hijos. En cambio, las madres suelen ser organizadas, atentas y trabajadoras. Como guionista, sé que los personajes sensatos y cariñosos no generan tanto conflicto ni episodios divertidos, lo que explica este desequilibrio. Sin conflicto, hay menos capítulos por temporada y menor rentabilidad para la serie.

Si pensamos en ejemplos famosos, cualquier niño estudioso tenía en Lisa Simpson un modelo a seguir, pero los padres atentos y amorosos brillaban por su ausencia, salvo Ned Flanders, a quien ridiculizaban constantemente. ¿Era Homer una sátira del padre estadounidense o simplemente reflejaba un modelo de crianza en evolución?

El patrón se repite en otras series. En Peppa Pig, Papá Pig es tierno, pero torpe. Por suerte, esto ha cambiado en los últimos años. Bluey, por ejemplo, muestra una familia más equilibrada y realista que muchas sitcoms. Sin embargo, en el mundo de la animación conviven series de distintas épocas, por lo que las diferencias saltan a la vista cuando ves varios programas el mismo día.

Sé que solo he mencionado tres ejemplos icónicos, pero seguro que hay más casos que rompen este esquema. No se trata de un estudio exhaustivo, sino de una simple reflexión con una pregunta para ti: ¿te sientes representado por los padres animados?

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