Por: Dr. Marco Antonio Villalvazo Molho.

Hambre fisiológica:
- Es el mecanismo que tiene nuestro cuerpo para alertarnos de la necesidad de más energía para cubrir nuestras necesidades diarias.
Hambre emocional:
- Es el mecanismo que se desencadena como un acto reflejo ante algún estado emocional como miedo tristeza, estrés, aburrimiento, etc.
- Hay un estímulo emocional que desencadena la necesidad de comer (frecuentemente fuera de control), con lo que se obtiene la recompensa (comerlo).
Comer fisiológico | Comer emocional | |
Es gradual | Es repentino | |
Puede esperar | Es urgente | |
Puede ser cualquier alimento | Es un tipo específico de alimento | |
Es una necesidad física | Relacionada con las emociones | |
Es consciente | El automático es quien decide | |
Se siente saciedad | Se puede seguir comiendo | |
No hay culpabilidad | Puede causar culpa o vergüenza |
Uno de mis consejos para lograr comer de manera consciente, es preguntarte cuando estás eligiendo tus alimentos; si lo quieres comer, si lo puedes comer y si lo debes comer. Este autoanálisis lo debes hacer cuando no tienes hambre ni ansiedad, ya que esto evita la elección consciente. En caso de que tu elección sea un alimento no saludable, recuerda que se puede comer lo extraordinario en un momento extraordinario, siempre y cuando al siguiente tiempo de alimento vuelvas a tus mejores hábitos, de esta manera lo podrás disfrutar sin culpa y el automático no decidirá lo que vas a comer.
Ahora les contaré una historia que hace referencia a este tema.
COME DESPACIO
Juan Carlos es un ejecutivo de una institución financiera, de 27 años, soltero, que por las prisas no desayuna, y debido a su trabajo come y cena casi siempre fuera de casa. Es capaz de comer en un bufé: sopa, pan con mantequilla, tres guisados, tortillas, doble refresco y triple postre. Todo lo anterior lo come en tan sólo veinticinco minutos, contando dicho tiempo desde que sale de su oficina hasta que regresa y está frente a su computadora.
Por la noche, al salir de su trabajo, va con los amigos a comer tacos. Inicia con uno de chicharrón, continúa con dos órdenes de tacos al pastor, con cinco tacos cada orden, e inmediatamente después se deleita con un queso fundido y su inseparable alambre con tocino. Además, todo lo intercala con las imprescindibles cebollitas asadas, ayudado por dos cervezas claras. Al final, como le queda un huequito, se come un flan napolitano para quedar como Dios manda. Juan Carlos se tarda en esta ardua tarea 18 minutos de principio a fin. Al llegar a casa se toma dos grandes tragos de ese gel para disminuir la indigestión y los gases.
En los siete meses que lleva en ese trabajo y con ese ritmo de alimentación, ha subido siete kilos. Su principal problema es que come muy rápido, por lo que come, come y come y no se siente satisfecho.
Si Juan Carlos comiera con más calma y tranquilidad, todo cambiaría. Imaginémoslo tomando 2 vasos de agua natural antes de cada comida, iniciando con alguna ensalada, pidiendo y comiendo un taco cada cinco minutos, acompañado de sus cebollitas de cambray y nopalitos, disfrutando el intenso sabor de cada uno con su salsa preferida, seguramente con tres o cuatro tacos quedaría satisfecho, y terminando con una fruta o una gelatina sin azúcar que lleva desde casa, con esos cambios se ahorraría mucho dinero, muchos malestares intestinales y algunos kilos.
La razón es muy simple. Cuando se come lentamente, el estómago envía un mensaje al cerebro de que ya trabajó lo suficiente, para que éste a su vez; envíe los mensajes de satisfacción con lo que se deja de comer. Generalmente esto sucede alrededor de veinte minutos después de que se empezó a comer, antes de este tiempo se pueden comer grandes cantidades de comida sin sentir satisfacción.
No puedes cambiar de dónde vienes, pero si hacia donde te diriges… atrévete a influir de manera positiva en tu destino.
Dr. Marco Villalvazo
Médico General Certificado
Educador en Diabetes Certificado
Diplomado en Nutrición y Obesidad
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