La quiebra de un circo alemán dejó un devastador saldo en España durante la década de 1950. Más de cuarenta animales, desde osos polares hasta elefantes, fueron abandonados en jaulas, enfrentando hambre, frío y la indiferencia humana.
El periodista Luis de Armiñán documentó esta tragedia en un artículo de 1954 titulado “Cuando el hombre es fiera”, donde expuso las deplorables condiciones de las criaturas olvidadas. Entre las historias más desgarradoras se encuentran la de un oso tibetano agonizante y la de una leona obligada a devorar a un caballo muerto para sobrevivir.
La falta de acción por parte de las autoridades y el abandono del circo revelaron una cruel realidad: el maltrato sistemático hacia los animales que alguna vez fueron estrellas de espectáculos. Aunque se intentaron medidas para rescatarlos, la mayoría pereció antes de que se tomaran acciones efectivas.
Esta historia resuena aún hoy en día, especialmente tras las iniciativas de prohibición de animales en circos, como la adoptada en México en 2015, que también enfrentó desafíos significativos para garantizar el bienestar de las especies rescatadas.
El caso del circo alemán y su trágico legado sirve como un recordatorio de la importancia de proteger a los animales y repensar la relación entre los humanos y la fauna en actividades de entretenimiento.
