La depresión y la ansiedad generan pérdidas empresariales de más de 1 billón de dólares anuales, superando el PIB del 90% de los países. Esto resalta la importancia del bienestar emocional como una prioridad estratégica para las empresas.
Por Vannia Carmona
La crisis de salud mental en los lugares de trabajo es un problema creciente con impactos globales. Cada año, la depresión y la ansiedad ocasionan la pérdida de 12,000 millones de días laborales, representando un costo económico de 1 billón de dólares, una cifra que supera el PIB del 90% de los países.
El sector financiero destaca entre los más afectados. Según Deloitte, el 17% de los empleados británicos en este sector experimentan burnout severo, en comparación con el 12% en otras áreas. Este desgaste emocional genera costos anuales de 6,800 dólares por empleado, más del doble que en otras industrias.
Entre los factores que intensifican esta crisis están el encarecimiento del costo de vida, las redes sociales y las secuelas de la pandemia de COVID-19. La OMS reporta un aumento del 25% en los casos de depresión durante 2020 y 2021, y aunque la situación ha mejorado, persisten efectos a largo plazo.
Iniciativas empresariales enfocadas en salud mental están mostrando resultados prometedores. Por ejemplo, el Brightstar Group ha implementado sesiones regulares con coaches, logrando una reducción significativa en el ausentismo y aumentando la productividad hasta en un 60%. Además, la apertura de su CEO sobre sus propios problemas de salud mental ha incentivado un cambio cultural dentro de la empresa.
La Universidad de Oxford confirmó que invertir en el bienestar de los empleados también beneficia a las empresas financieramente. Las compañías con mejores prácticas en este ámbito han superado en un 11% al S&P 500, demostrando que un enfoque en la salud mental es tanto una necesidad humana como una estrategia de negocios exitosa.