Considerado de los más peligrosos de México, el coloso es vigilado de forma constante por las autoridades.
Por Vannia Carmona
El Volcán de Colima, también conocido como Volcán de Fuego de Colima, se localiza en la región occidental del Cinturón Volcánico Transmexicano (CVT) y actualmente se encuentra en una fase de desgasificación pasiva. Durante este proceso, se observan emisiones de vapor de agua, gas y ocasionalmente ceniza, sin presentar actividad eruptiva significativa. En la mañana del 29 de noviembre de 2024, las condiciones climáticas en la zona eran parcialmente nubladas, lo que facilitó la visibilidad y el monitoreo constante de cualquier posible exhalación.
El Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos de la Universidad de Colima (UCOL-CUEV) mantiene una vigilancia constante a través de su boletín técnico, mientras que el Radiosondeo Atmosférico de Manzanillo reporta vientos del este-sureste en los 5000 m, sin presencia considerable de nubosidad en la región del volcán. Además, el análisis satelital de lluvias indica la ausencia de precipitaciones recientes.
El modelo Hysplit del CONAGUA-CGSMN ha pronosticado posibles trayectorias de emisión de gases, vapor y ceniza, que podrían desplazarse hacia el oeste, afectando zonas del estado de Colima y Jalisco durante las primeras 12 horas, y continuando hacia el Océano Pacífico en las siguientes horas. Estos pronósticos son fundamentales para mitigar riesgos en las poblaciones cercanas.
Además, el Parque Nacional Volcán Nevado de Colima, creado en 1936, abarca 6,554.75 hectáreas y alberga tanto el Volcán de Fuego como el Nevado de Colima. Este parque es una de las áreas naturales protegidas más importantes del país, no solo por su actividad volcánica, sino también por su diversidad ecológica. La protección de este espacio asegura la conservación de su biodiversidad y permite la realización de actividades como senderismo y observación del volcán, fomentando el conocimiento y disfrute de este ecosistema único.
