Por Dayana Mendizabal
Los pangolines, conocidos por su distintiva armadura de escamas, enfrentan una amenaza inminente debido al creciente tráfico de especies, particularmente en países asiáticos como China y Vietnam. Estos mamíferos, cuyas escamas son utilizadas en la medicina tradicional, están siendo cazados indiscriminadamente, lo que ha llevado a su declive poblacional y los ha situado en peligro crítico de extinción.
Las cifras son alarmantes: se estima que más de un millón de pangolines son capturados anualmente, y en algunos lugares como Camerún y la República Democrática del Congo, las cifras superan los 2.7 millones por año. Esta situación ha llevado a que dos especies, el pangolín malayo y el pangolín chino, estén al borde de la extinción.
Ante esta crisis, diversas entidades conservacionistas han tomado medidas para proteger a estos animales. En 2016, se firmó un acuerdo internacional bajo el Convenio CITES para prohibir completamente el comercio de pangolines, y se están implementando acciones para disminuir la demanda de productos ilegales y fortalecer la aplicación de leyes contra la caza furtiva.
Sin embargo, el desafío persiste, y es urgente que se intensifiquen los esfuerzos a nivel mundial para salvar a los pangolines de la extinción. La próxima reunión de la Conferencia de las Partes en Sri Lanka en 2019 será crucial para evaluar las medidas adoptadas y tomar acciones adicionales.
En España, el tráfico de especies también es una preocupación, con hasta 3,300 pangolines incautados cada año. Organizaciones como WWF han lanzado campañas para concienciar sobre este problema y solicitar apoyo para una regulación más estricta que detenga estos crímenes medioambientales antes de que sea demasiado tarde.
