Perspectiva y poder
Alejandra López Martínez
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Justicia y perspectiva de género: el caso de Marianne N
Hace unos días, un nuevo caso sacudió a la opinión pública: la influencer Marianne N, de 17 años, atacó con un arma blanca a la actual pareja de su exnovio y padre de su hija de seis meses. Dado que es menor de edad, será juzgada bajo esa condición. Además, el delito no ha sido tipificado como intento de feminicidio, sino como lesiones dolosas.
Sin embargo, este caso plantea una cuestión importante: ¿debería considerarse un intento de feminicidio? Aunque no soy abogada, considero que cumple con un criterio fundamental para ello: la existencia de un vínculo entre la víctima y la agresora. El ataque estuvo motivado por un factor emocional, derivado de celos, venganza y la objetivización del cuerpo ajeno. Estos elementos, que suelen estar presentes en la violencia de género ejercida por hombres contra mujeres, también pueden manifestarse en otros escenarios de violencia.
El problema no radica en el hecho de que Marianne sea mujer, sino en la falta de homologación de la tipificación de este delito en todo el país, como mencioné en mi columna anterior. Es urgente que la tentativa de feminicidio se tipifique a nivel nacional, que se integre la perspectiva de género en los juicios y que se fortalezcan las medidas de prevención y erradicación de la violencia de género.
También es crucial considerar que Marianne sigue siendo una adolescente. El sistema de justicia debe procurar su reinserción en la sociedad. A menudo, entendemos la justicia como castigo y reparación del daño, pero una visión antipunitivista busca evitar que estos casos se repitan y garantizar que quienes han cometido actos violentos tengan la oportunidad de rehabilitarse. La sociedad, las familias y el Estado están fallando a quienes terminan eligiendo el camino de la violencia.
Para erradicar esta violencia, no basta con sancionarla: debemos prevenirla. Es imperativo crear condiciones que desincentiven la violencia y fomenten alternativas de mediación y paz. Aún queda mucho por hacer para que las nuevas generaciones crezcan en entornos más saludables y con más herramientas para gestionar sus emociones.
Por ahora, solo queda esperar que Valentina se recupere pronto y que la hija de Marianne pueda crecer en un ambiente de paz y respeto, algo que su madre no tuvo.