Se realizó una investigación interna tras sospechas comunicadas por el historiador Nick Wilding concluyo que detrás del documentó se encontraría el falsificador profesional Tobia Nicotra. Se descubrió que una de las joyas de la colección es falsa, se concluyó este miércoles 17 de agosto que el manuscrito del astrónomo e ingeniero Galileo Galilei (1564-1642) que atesora es realmente una falsificación hecha en el siglo XX. La prueba definitiva fue los caracteres que se pueden observar en la marca de agua del documento grabado (el grabado que certifica su autoría y lugar de producción) probaron que no puede ser anterior al siglo XVIII, cerca de 200 años después de la muerte de su autor.
En la marca se leen las letras BMO, correspondientes a Bérgamo (Una ciudad del norte de Italia en la región de Lombardía), según la Universidad de Michigan, no existen marcas de agua asociadas a esa ciudad.
El falsificador Tobia Nicotra en 1943 fue sentenciado a dos años de cárcel por trabajos similares, entre ellos copias de otros papeles de Galileo. El documento también incluye el borrador de una carta sobre la presentación oficial de Galileo del telescopio construido para el Dogo de Venecia en 1609.
Hay otras anotaciones sobre sus observaciones de las lunas de Júpiter entre el 7 y el 15 de enero de 1610, que supusieron un desafío a la antigua noción de que todo el universo giraba en torno a la tierra. Dicha falsificación fue subastada en 1934 como parte de las pertenencias del filántropo Roderick Terry. Esa hoja, según el catalogo, había sido verificada por el cardenal Pietro Maffi, arzobispo de Pisa. Tras compararla con una carta de Galileo que ya tenía en su colección.
Después este manuscrito lo obtuvo un empresario de Detroit llamado Tracy McGregor, cuya fundación, fue gestionada por sus herederos, tras su muerte lo dono a la Universidad de Michigan.
