Por Dayana Mendizabal
La propuesta es abrazar la realidad, gestionar las expectativas, cuidar de uno mismo y encontrar formas de disfrutar de la Navidad de manera significativa. Aquí unos tips para disfrutar mas la navidad.
- Aceptar el cambio en la rutina diaria: La pandemia ha alterado nuestros hábitos y la forma en que vivimos. La falta de rutina diaria puede ser una fuente de estrés constante. La aceptación de estos cambios es crucial.
- Gestionar las expectativas: Enfocarse en lo que realmente se puede hacer y aprender a decir “NO” a las presiones externas es esencial. La gestión de expectativas nos permite tomar el control de la Navidad en lugar de ser controlados por ella.
- Adaptarse a reuniones menos numerosas: Dada la situación actual, las grandes reuniones familiares pueden no ser posibles. En lugar de centrarse en lo que no se puede hacer, enfocarse en disfrutar de las celebraciones con las personas cercanas y trabajar en cambiar la mentalidad sobre las ausencias.
- Reestructurar la idea de “disfrutar”: Reconocer que el disfrute no es exclusivamente sinónimo de alegría. Es importante aceptar y gestionar todas las emociones, incluyendo la tristeza y la nostalgia.
- Priorizar la salud mental y física: Ante el exceso de exigencias y estrés asociado con la Navidad, es crucial priorizar la salud mental, emocional y física. Esto implica cuidar de uno mismo y establecer límites para no sobrepasar las capacidades individuales.
- Gestionar el esfuerzo social: La temporada navideña suele implicar un esfuerzo social considerable, con un aumento en la comunicación. La recomendación es centrarse en las necesidades personales, mantener rutinas y cuidarse a uno mismo.
- Expectativas realistas: Conocer nuestras necesidades reales, analizar nuestras expectativas y mantenerlas realistas ayuda a evitar descompensaciones emocionales y conductuales. La alineación de pensamientos, emociones y acciones contribuye a una experiencia más equilibrada.
- Plan B de los Reyes Magos: Reconocer que la Navidad de este año requiere un enfoque diferente, un “plan B” que implica la responsabilidad individual. La prioridad debe ser la salud mental, emocional y física de cada persona.
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