Por Lizeth Zarazua
A veces, el destino espera paciente. Así ocurrió con Jim Dougal y Betty Davidson, quienes fueron grandes amigos y novios de la infancia en la pequeña localidad de Eyemouth, Escocia, durante la década de 1930. La vida los separó, como a tantos niños de aquella época, cuando la familia de Jim se mudó poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Nunca más supieron uno del otro, hasta que una vieja fotografía escolar rescató su historia del olvido. Fue el hijo de Jim, Alistair, quien al investigar el árbol genealógico de su familia encontró una imagen de 1936 con 32 niños. Su padre, de entonces 8 años, recordó a cada uno con una precisión que sorprendió a todos. Entre ellos estaba Betty, la niña que un día solía llamarlo para ir juntos a la escuela.
La búsqueda por dar con los antiguos compañeros de clase lo llevó a recorrer nombres, obituarios y redes sociales. De los 32 niños, solo tres siguen vivos: su padre, Margaret y Betty. Una publicación en Facebook y la respuesta de la sobrina de Betty sellaron el destino.
Betty, que aún conservaba una foto de ambos abrazados en el jardín, respondió emocionada. El reencuentro se dio en Yorkshire del Norte, Inglaterra, y fue descrito como “mágico” por Alistair. Para Jim, ver a su vieja amiga fue “fantástico”, y recordó con precisión la calle donde vivían, la panadería cercana, y los juegos compartidos.
Hoy, ambos comparten más que recuerdos: comparten un final poético, donde el amor de infancia se reencuentra con la ternura de la vejez. “Fue lindo volver a ponerme en contacto con mi amor de la infancia después de tantos años”, dijo Betty.
