Por Valeria Vázquez
En los primeros 15 días de su segundo mandato, Donald Trump ha impulsado un cambio drástico en la relación de EE.UU. con América Latina. Desde la imposición y suspensión de aranceles a México y Colombia hasta la amenaza de recuperar el Canal de Panamá, su estrategia ha generado incertidumbre en la región. Además, su secretario de Estado, Marco Rubio, eligió América Latina como destino de su primer viaje, reforzando la prioridad que Washington da a la región.
Las decisiones de Trump parecen responder a objetivos internos, como la lucha contra el tráfico de fentanilo, el control migratorio y la contención de la influencia de China. Mientras tanto, los gobiernos latinoamericanos intentan descifrar hasta dónde llegarán las nuevas medidas de la Casa Blanca, caracterizadas más por amenazas que por cooperación.