Estudios recientes han descubierto un componente enigmático en el organismo humano, que hasta ahora había permanecido oculto a la investigación científica.
Por Vannia Carmona
Un grupo de científicos ha hecho un descubrimiento notable: hallaron una “entidad biológica” en el cuerpo humano que era desconocida hasta ahora. Este hallazgo, que podría transformar nuestra comprensión de la biología humana, fue realizado por un equipo de investigadores, incluido el premio Nobel Andrew Fire.
Los científicos encontraron una nueva “entidad biológica” en el umbral de lo que consideramos vida, que han denominado obeliscos. Estos son más simples que los virus y pueden colonizar ciertas bacterias en la boca y los intestinos.
El impacto de los obeliscos en la salud humana, ya sea positivo o negativo, aún no se ha determinado. Según el virólogo Marcos de la Peña, coautor del estudio, “los obeliscos son inclasificables”. Un artículo de El País menciona que los investigadores detectaron obeliscos en el 50% de las 32 muestras de saliva analizadas y en el 7% de las heces de 440 donantes. Estas entidades son moléculas circulares simples, compuestas por aproximadamente mil letras de ARN, en comparación con el complejo ADN humano, que tiene cerca de 3,000 millones de letras. El estudio, publicado en la revista Cell, identificó 30,000 especies de obeliscos, pero solo una ha sido relacionada con la bacteria Streptococcus sanguinis, comúnmente encontrada en la boca.
De la Peña señala que esta bacteria puede entrar al torrente sanguíneo y causar inflamaciones cardíacas, lo que puede ser peligroso. A pesar de que algunos obeliscos fueron hallados en cepas de Streptococcus sanguinis, no se ha comprobado una relación entre su presencia y la gravedad de las infecciones.
Además, De la Peña sugiere que, debido a su estructura, los obeliscos podrían haber jugado un papel en el origen de la vida en la Tierra hace unos 4,000 millones de años. Esta idea se apoya en la hipótesis del mundo de ARN, que sostiene que estas moléculas simples fueron las primeras en portar información genética en organismos primitivos. “Creemos que han estado con nosotros desde hace mucho tiempo”, concluye De la Peña, resaltando la importancia de investigar estas nuevas entidades biológicas y su conexión con el microbioma humano.