Trump y la amenaza democrática

Por: Alejandra López Martínez

Donald Trump tiene una fijación con los aranceles. Aunque en su primer periodo ya había mostrado una fuerte tendencia antiderechos y proteccionista, desde que regresó al poder hace poco más de 100 días, los aranceles se han convertido en su herramienta favorita. Los ha utilizado como represalia contra Canadá y México “por no hacer lo que debían para controlar el tráfico de migrantes y drogas”, e incluso para proteger sectores que no necesitan protección, como el cinematográfico. La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos ha rayado en lo absurdo y, en más de una ocasión, Trump ha debido retractarse para no violar tratados internacionales ineludibles.

¿Dónde están los frenos y contrapesos en Estados Unidos? Pareciera que Trump es una fuerza de la naturaleza —y no en el buen sentido. Aunque el Congreso tiene mayoría republicana, no ha sido su principal vía de gobierno. Desde su regreso a la presidencia ha emitido 143 órdenes ejecutivas, una figura similar al decreto presidencial en México. Ante esto, la Suprema Corte ha tenido que frenar algunas de sus medidas, como la eliminación del derecho a la nacionalidad por nacimiento.

Sin embargo, la SCOTUS (Supreme Court of the United States) tiene una composición conservadora. Los últimos jueces han sido propuestos por el propio Trump. Un caso emblemático fue el reemplazo de la jueza Ruth Bader Ginsburg —progresista y pionera en aplicar la perspectiva de género al juzgar— por Amy Coney Barrett, una jueza con un perfil tradicionalista, confirmada por el Senado en 2020. Aunque la Suprema Corte ha defendido en ocasiones el derecho y la justicia, su actual inclinación conservadora representa un riesgo latente ante la presidencia autoritaria y antiderechos de Trump.

Esta amenaza a la democracia estadounidense enciende alarmas en todo el mundo. La economía de Estados Unidos enfrenta el riesgo de una recesión y una inflación impulsada por los aranceles; su popularidad ha caído desde su toma de protesta; sin embargo, conserva un enorme poder militar y recientemente “sugirió” a la presidenta Claudia Sheinbaum que acepte ayuda para controlar al narcotráfico en México.

En un contexto de guerra, la popularidad de los líderes suele aumentar y la economía bélica se reactiva. Eso podría jugar a favor de Trump. No perdamos esto de vista: no solo está en riesgo la libertad dentro del país vecino, sino también el equilibrio regional.

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