Por Kari Nava
El destino de TikTok en Estados Unidos ha dado un giro decisivo con la firma por parte del presidente Joe Biden de un proyecto de ley que exige que los propietarios chinos de la popular aplicación de redes sociales se deshagan de sus inversiones en el país o enfrenten una posible prohibición. La aprobación de esta legislación, coronada por el Senado como parte de un paquete más amplio de ayuda exterior, desencadena una cuenta regresiva de 270 días para una venta o prohibición de TikTok en suelo estadounidense.
TikTok y su empresa matriz, ByteDance, con sede en Beijing, han prometido luchar contra esta medida por todos los medios posibles. Argumentan que la prohibición infringiría los derechos de libertad de expresión de los aproximadamente 170 millones de usuarios mensuales de la aplicación en Estados Unidos. Planean presentar demandas para anular la ley o, al menos, retrasar su aplicación.
La preocupación central de los legisladores estadounidenses radica en la posibilidad de que la propiedad china de TikTok represente un riesgo para la seguridad nacional. Existe el temor de que el gobierno chino utilice la plataforma como herramienta de propaganda y que ByteDance pueda verse obligada a compartir datos de usuarios estadounidenses, acusaciones que la empresa y funcionarios chinos han negado.
La firma de Biden pone fin a años de escrutinio en Washington, reflejando una creciente preocupación bipartidista sobre la influencia y el control chino en las redes sociales estadounidenses. Sin embargo, la implementación de esta prohibición plantea serias implicaciones económicas y sociales. La industria de TikTok, que ha servido como un canal vital para que empresas y creadores de contenido se conecten con audiencias más jóvenes, enfrenta una ola de incertidumbre.
El formato único de TikTok ha permitido a empresas y personas influyentes mostrar productos y servicios de forma creativa, generando ingresos y visibilidad de marca. Una prohibición de TikTok amenazaría con perturbar este ecosistema, afectando a millones de empresas y usuarios en Estados Unidos.
Aunque muchos legisladores creen que la ley resistirá la revisión judicial, algunos grupos de derechos humanos advierten que la Primera Enmienda será un obstáculo significativo en cualquier intento de prohibición. TikTok, por su parte, ha anunciado que impugnará la ley en los tribunales, argumentando que es inconstitucional y que prevalecerá en última instancia.
La batalla legal que se avecina arroja un manto de incertidumbre sobre el futuro de TikTok en Estados Unidos, dejando a millones de usuarios y empresas en vilo mientras esperan el desenlace de este enfrentamiento entre la política, la seguridad nacional y la libertad de expresión en la era digital.
