¿Tener un perro es bueno para la salud? La ciencia lo confirma

Por Fernanda Sánchez

Tener un perro como mascota no solo trae alegría y compañía, también puede mejorar significativamente la salud física y mental. Los perros son parte de la vida diaria de millones de personas, pero ¿qué dice la ciencia sobre su impacto en nuestra salud?

Beneficios físicos de tener un perro

Los dueños de perros tienden a ser más activos. Según un estudio de la Universidad de Liverpool, publicado en Nature, quienes tienen perros son cuatro veces más propensos a cumplir con los objetivos de actividad física diaria en comparación con quienes no tienen mascotas. Pasear a un perro no solo ayuda a mantenerse en movimiento, sino que también reduce la presión arterial y mejora la salud cardiovascular. De hecho, una revisión de estudios realizada entre 1950 y 2019, que incluyó a más de 4 millones de personas, encontró que los dueños de perros tienen un 24 % menos de riesgo de muerte por cualquier causa.

Para las personas con enfermedades cardíacas, este riesgo se reduce hasta un 35 % en comparación con quienes no tienen perros. Además, la tenencia de un perro está asociada con niveles más bajos de presión arterial, mejor perfil lipídico y menor respuesta al estrés, según los estudios.

Fortalecimiento del sistema inmunológico

Aunque abrazar a un perro o dejarlo dormir en la cama puede parecer poco higiénico, la exposición a los microbios que los perros traen del exterior puede fortalecer el sistema inmunológico. Esto es especialmente beneficioso para los niños, quienes, al crecer con perros, tienden a usar menos antibióticos, según sugieren algunos estudios.

Salud mental: el poder del apoyo emocional

Los perros no solo mejoran la salud física, también son aliados en el bienestar mental. Para personas que sufren ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático, los perros ofrecen consuelo y una rutina diaria que brinda estabilidad emocional. Además, ayudan a mitigar la soledad, un problema creciente en muchos países. Pasear al perro promueve interacciones sociales, lo que reduce el aislamiento y fortalece el sentido de pertenencia a una comunidad. En adultos mayores, tener un perro puede ser un arma eficaz contra la soledad y la inactividad.

Riesgos y precauciones al tener un perro

A pesar de los múltiples beneficios, tener un perro también implica algunos riesgos. Las alergias son uno de los problemas más comunes, provocadas por la caspa, saliva o incluso la orina de los perros. Aunque hay estudios que sugieren que el riesgo de desarrollar asma por tener un perro es menor que con los gatos, aún existe la posibilidad.

Por otro lado, los perros pueden causar accidentes domésticos, especialmente en personas mayores. Según un estudio de 2010, se estimó que unas 86 mil lesiones estaban asociadas con caídas relacionadas con mascotas, siendo los perros los principales responsables. El 31.3 % de las caídas fueron causadas por tropiezos con la mascota, mientras que el 21.2 % se debió a tirones o empujones.

Asimismo, existe el riesgo de mordeduras, rasguños y la posibilidad de contraer infecciones como la tiña si se comparte la cama con el perro.

A pesar de estos riesgos, para muchos dueños de perros, los beneficios emocionales y físicos superan con creces los posibles inconvenientes. No obstante, es crucial mantener una relación equilibrada con la mascota, asegurando el bienestar tanto del dueño como del perro.

Tener un perro es mucho más que un compromiso emocional: es una inversión en la salud y calidad de vida, tanto física como mental.

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