En las elecciones estadounidenses, el apoyo de celebridades es común, pero pocas figuras tienen el potencial de generar un impacto real. Taylor Swift, con 284 millones de seguidores en Instagram, podría ser una de ellas. Recientemente, la estrella del pop expresó su apoyo a la candidata demócrata Kamala Harris tras un debate presidencial, lo que rápidamente capturó la atención mediática e incluso provocó una reacción pública de Donald Trump.
El verdadero poder de Swift radica en su capacidad para movilizar a votantes jóvenes y a quienes normalmente no se involucran en política. Un claro ejemplo es su reciente publicación en Instagram animando a sus seguidores a registrarse para votar, lo que generó más de 405,000 visitas al sitio web de registro en un solo día. Aunque no todas esas personas se inscribieron, incluso una fracción podría tener un impacto significativo en unas elecciones reñidas.
Expertos coinciden en que, aunque el respaldo de Swift no cambiará la opinión de los seguidores acérrimos de Trump, podría movilizar a nuevos votantes, especialmente de la Generación Z, quienes tendrán la oportunidad de votar por primera vez. En elecciones donde unos pocos miles de votos pueden decidir la victoria en estados clave, este tipo de apoyo puede ser crucial.
La influencia de celebridades en la política no es nueva. En 2008, Oprah Winfrey fue vista como un factor decisivo en el éxito de Barack Obama. Aunque los respaldos de figuras famosas no suelen cambiar la opinión de quienes ya tienen una postura definida, pueden inclinar la balanza entre votantes indecisos, especialmente en elecciones muy cerradas. El impacto de Taylor Swift, al igual que su alcance en redes, es innegable. En un escenario donde cada voto cuenta, su influencia podría ser más que simbólica: podría marcar la diferencia en los resultados electorales.
