Por Dayana Mendizabal
Sisal, un pintoresco pueblo ubicado en el litoral norponiente de Yucatán, se erige como un tesoro histórico y biológico en la región. Durante la época colonial, fue un puerto comercial clave, facilitando el intercambio de fibras como el henequén, algodón y tabaco con el viejo continente. Hoy en día, Sisal destaca por su importancia como parte de la Reserva Estatal El Palmar, un sitio RAMSAR y una zona de influencia del Corredor Biológico Mesoamericano.
Sus humedales son el hogar de una considerable colonia de flamencos rosados, añadiendo un encanto natural a este destino costero. Los visitantes pueden disfrutar de recorridos en lancha por los manglares, avistar cocodrilos y explorar la rica gastronomía yucateca. Entre sus atractivos se encuentran el Muelle de Sisal, el Fuerte de Santiago con su faro, la Ex Aduana Marítima y la Casa de la Emperatriz Carlota, quien quedó fascinada por la belleza de este lugar.
Sisal también es conocido por sus festividades, como la Fiesta en honor al Cristo Negro, que se celebra el 25 de agosto, y el Festival de la veda del mero a principios de febrero, cuando la comunidad pesquera se dedica a actividades turísticas durante la veda de este pez.
Ubicado a 70 kilómetros de Mérida, se accede a Sisal por la carretera YUC 281, ofreciendo a los visitantes un viaje de aproximadamente 1 hora y 20 minutos desde la Ciudad de Mérida. Sisal promete una experiencia enriquecedora, donde la historia, la naturaleza y la cultura se entrelazan en un destino único en la Península de Yucatán.
