Unirse a una banda legendaria como Metallica no fue tarea sencilla para Robert Trujillo, quien recordó su difícil adaptación durante una entrevista en el podcast Toby Morse One Life One Chance. Al ingresar en 2003, Trujillo se encontró en medio de una tormenta: James Hetfield acababa de salir de rehabilitación, St. Anger enfrentaba duras críticas, y el futuro de la banda era incierto.
Para Trujillo, el mayor desafío fue la enorme cantidad de trabajo y la falta de claridad sobre el repertorio: “Les preguntaba a mis compañeros qué canciones tocaríamos, pero nadie lo sabía realmente. Lars decía una cosa, James otra, y Kirk algo diferente. Era agotador”. A esto se sumó la necesidad de aprender tanto el catálogo histórico de Metallica como las canciones de St. Anger, grabadas por el productor Bob Rock y nunca interpretadas en directo.
El bajista también recuerda los ensayos de último momento, como cuando Lars sugería tocar temas como Phantom Lord horas antes del concierto: “Sobrevivía con chuletas, pero eso no me gusta. Quiero sentir la canción, así que ahora siempre trato de prepararme con mucha anticipación”.
Trujillo ha demostrado ser una pieza clave en Metallica desde entonces, pero este inicio caótico es una muestra de la resiliencia que lo llevó a consolidarse en una de las bandas más grandes del metal.