Por Kari Nava
El reciente reconocimiento por parte del magnate tecnológico Elon Musk de su consumo de ketamina, una droga con propiedades anestésicas y analgésicas, ha generado un intenso debate sobre los riesgos asociados con esta sustancia y sus posibles repercusiones en el ámbito empresarial y social.
En una entrevista con CNN, Musk admitió que utiliza ketamina bajo prescripción médica para tratar su “estado de ánimo negativo”, lo que ha desatado preocupaciones sobre el impacto que el uso de drogas por parte de una figura prominente como él pueda tener en la percepción pública y en la estabilidad de las empresas asociadas, como Tesla y SpaceX.
La ketamina, conocida por sus efectos alucinógenos y sus riesgos para la salud física y mental, se utiliza médicamente en dosis controladas para tratar la depresión resistente y el dolor crónico. Sin embargo, su uso recreativo o no supervisado puede acarrear serios peligros, incluyendo distorsiones sensoriales, pérdida de juicio y coordinación, así como efectos secundarios graves como hipertensión arterial y problemas respiratorios.
La admisión de Musk ha planteado preguntas sobre el papel y la responsabilidad de los líderes empresariales en relación con el consumo de sustancias psicoactivas, así como sobre la regulación y supervisión de la prescripción de drogas psicotrópicas en contextos no clínicos.
Si bien Musk ha afirmado que su uso de ketamina está supervisado por profesionales médicos y limitado a dosis moderadas, su influencia en la percepción pública y la cultura empresarial podría tener un impacto significativo en las actitudes hacia el consumo de drogas en general.
Las autoridades médicas y de salud pública han destacado la importancia de abordar el consumo de ketamina y otras drogas con cautela y responsabilidad, así como de promover la educación y la conciencia sobre los riesgos y efectos de estas sustancias.
En última instancia, el caso de Musk subraya la necesidad de un enfoque equilibrado que priorice la salud y el bienestar de los individuos y la comunidad en general, así como de políticas y prácticas que promuevan la prevención, el tratamiento y la reducción de daños relacionados con el consumo de drogas.