
Por: Karla A. Rojas
Muchas vaces tebemos ahorros bajo el colchon o simplemente en nuestras cuentas, pero el portafolio de inversión puede expandirse y quizás puedas iniciar por bienes raíces.
En un mundo donde la volatilidad económica es cada vez más común, el sector inmobiliario se erige como uno de los pilares más sólidos para construir patrimonio y asegurar estabilidad financiera a largo plazo. Los datos hablan por sí solos: en los últimos diez años, el valor de las propiedades en ciudades importantes de México, como Ciudad de México, ha crecido en promedio entre un 5 y un 7 por ciento anual, según informes del INEGI y estudios de mercado inmobiliario. Estos números nos recuerdan que, a pesar de los altibajos económicos, invertir en bienes raíces puede ser una estrategia rentable y resiliente.
La clave no reside únicamente en analizar cifras y tasas de interés, sino en comprender profundamente el contexto y la historia de cada inmueble. Cada propiedad tiene su propia narrativa, y esa historia puede ser el motor que impulse no solo su revalorización, sino también su capacidad para generar un flujo constante de ingresos por alquiler. Por ejemplo, un edificio adquirido en el centro de la ciudad por 50 millones de MXN en 2015 experimentó una apreciación de más del 40 por ciento en siete años, mientras que sus rendimientos anuales por arrendamiento se mantuvieron entre el 6 y el 8 por ciento, ofreciendo una doble garantía: revalorización del activo y generación de ingresos.
El análisis financiero es fundamental en este proceso. Con tasas hipotecarias actuales en México rondando el 7 por ciento, es imperativo calcular el valor presente neto de los ingresos futuros y evaluar cuidadosamente la tasa interna de retorno (TIR) de cada inversión. Estas herramientas nos permiten tomar decisiones fundamentadas que maximizan el potencial de cada transacción. Además, el uso de tecnologías y herramientas digitales, como plataformas de análisis de datos y CRM inmobiliario, facilita la obtención de información precisa y actualizada, permitiéndonos anticipar tendencias y ajustar estrategias en tiempo real.
Sin embargo, invertir en bienes raíces no es solo cuestión de números. Es una experiencia profundamente humana en la que se aprende a ser paciente, a valorar la perseverancia y a construir relaciones duraderas con profesionales del sector. He tenido la oportunidad de trabajar con agentes, arquitectos e incluso con otros inversores, quienes han enriquecido mi perspectiva y me han enseñado que la confianza y la red de contactos son tan importantes como el análisis financiero. Estas relaciones son vitales para enfrentar desafíos, negociar condiciones favorables y descubrir oportunidades que, de otro modo, pasarían desapercibidas.
La inversión inmobiliaria es, en definitiva, una apuesta por el futuro. Se trata de transformar espacios y comunidades, de contribuir al desarrollo urbano y de dejar un legado que trascienda generaciones. Como afirmó John C. Bogle, “El tiempo es tu amigo; la impulsividad es tu enemiga”. Esta frase encapsula la esencia de este mundo: el éxito radica en la planificación, el análisis riguroso y, sobre todo, en la capacidad de soñar y de conectar con cada proyecto de manera personal.
Recuerda que puedes encontrarme en @loaprendiconKarla y decirme los temas de los que te gustaría que escriba.
Karla A. Rojas
INEGI, “Estudios de Mercado Inmobiliario”, 2023;
National Association of Realtors;
Bogle, J.C. (2008). The Little Book of Common Sense Investing.