¿Qué es el karma y por qué parece afectar a unas personas más que a otras?

Descubre el significado del karma, cómo funciona en la vida diaria y los tipos de karma según la ley de causa y efecto. ¿Por qué parece que algunas personas tienen buena suerte mientras otras enfrentan desafíos constantes? ¿Es todo casualidad, o existe una ley universal que conecta nuestras acciones con sus consecuencias?

El karma, según diversas culturas, es una fuerza invisible que relaciona lo que hacemos con los resultados que enfrentamos, moldeando tanto nuestra vida presente como nuestro futuro. Sin embargo, esta idea va más allá de premios o castigos: se basa en principios filosóficos que influyen directamente en nuestras decisiones. Entonces, ¿qué es el karma, cómo funciona y qué tipos existen?


La palabra “karma” proviene del sánscrito kárman, que significa “acción” o “acto”. Según la Real Academia Española, el karma es la “energía derivada de los actos de una persona en su vida, que condiciona cada una de sus sucesivas existencias”.

En el hinduismo, el karma determina el ciclo de reencarnaciones conocido como samsara. Cada acción genera una consecuencia que puede manifestarse en la vida actual o en futuras reencarnaciones. Las buenas acciones crean armonía, mientras que las malas generan sufrimiento y obstáculos.

En el budismo, el karma no se interpreta como un castigo divino, sino como el resultado directo de nuestras acciones físicas, verbales y mentales. Buda enseñó que podemos purificar nuestro karma y alcanzar la iluminación mediante la sabiduría y la compasión.


El karma opera bajo un principio claro: toda acción genera una reacción. Según Sadhguru, un maestro espiritual indio, el karma no es una fuerza externa que premia o castiga, sino una acumulación de hábitos y patrones que influyen en nuestra realidad.

  • A nivel emocional: Nuestros pensamientos y emociones afectan nuestra calidad de vida. La negatividad puede atraer desafíos, mientras que la gratitud y la compasión generan bienestar.
  • En las relaciones: La manera en que tratamos a los demás influye directamente en cómo somos tratados. Actuar con respeto y bondad fortalece los vínculos, mientras que la manipulación o el egoísmo crean conflictos.
  • En las oportunidades: Las decisiones pasadas influyen en las oportunidades presentes. La disciplina y el esfuerzo generan crecimiento, mientras que la apatía puede limitar el éxito.

El karma no actúa de forma inmediata ni mecánica; es un proceso dinámico que se desarrolla con el tiempo. Al tomar conciencia de nuestras acciones, podemos transformar nuestro destino.

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