QUE ARQUIPADRE ES SER PADRE

Para este artículo lo estuve meditando y pensando por varias semanas, y es que, ¿cómo puede ser un artículo en referencia al ser que consideramos nuestro superhéroe? Qué difícil es ser padre hoy día. Ya no es como antes, cuando se guiaba, cuidaba, educaba, dirigía y sostenía, inherente a la manutención. ¿Y esto qué tiene que ver con la arquitectura? Pues mucho, y por mucho. Son reglas y normas que nunca se perderán; por más que pasen los años, los principios nunca cambian, están establecidos y se siguen bajo premisas o estatutos que aún se consideran pilares dentro de la disciplina.

Más que un artículo, es un agradecimiento a quien contribuyó en la formación para ser mejor cada día, a realizar las cosas como se deben y ser una persona analítica y racional que actúe dentro de la realidad y no en la idealización. A quien, hoy día, entiende muchas cosas del porqué se debería aprender a tan corta edad, y por qué se debería tener más constancia en las acciones y más sabiduría en las reacciones.

No es que de forma natural se sea lo que hoy se es debido a tu influencia; sería muy exagerado de mi parte decirlo. Si bien la crianza fue fuera de tu influencia por completo, quien hoy lo dice se ha convertido en la persona que deseaste, algún día, que fuese. Con errores, con aciertos, y solo se puede decir que el objetivo se logró. La misión se cumplió, de cierta forma, y debes estar orgulloso, como el que suscribe lo está. Agradecido con el G:.A:.D:.U:. por tenerte como compañero a lo largo de tu estancia en este plano, de aprender a base de error y prueba: como jefe, estricto y constante; como amigo, servicial (siempre humanista); y como un gran padre.

Como arquitecto puedo agradecer en este artículo de esta edición tan importante, no solo por ser Día del Padre, sino por ser hoy día padre, y gallardamente puedo decir: soy todo lo que tengo, tengo todo lo que soy. Es decir, la esencia de una persona —sus habilidades, experiencias, conocimientos, su forma de ser— es el conjunto de lo que tiene en la vida. No hay necesidad de buscar «más» de lo que se es. La riqueza real reside en la propia persona, en su identidad y en lo que ha acumulado a lo largo de su vida, enfatizando la importancia de la autovaloración y de aceptar la propia persona tal cual es.

También puede interpretarse como una reflexión sobre la fragilidad de la vida. Si lo que soy es todo lo que tengo, entonces invita a reflexionar sobre la importancia de la propia existencia y a valorar lo que uno es y lo que tiene.

Así, en este artículo del mes, nos referimos a los padres de la arquitectura, que, como ya bien mencionamos en nuestro artículo de “Arquitectura y poder”, es ahí donde nace el gran Imhotep, quien es considerado el padre de la arquitectura. Gracias a sus conocimientos se construyeron las bases de lo que hoy llamamos las pirámides en Egipto. Actualmente es reconocido como el padre de la arquitectura, de los cuales ya se despliegan algunos otros como Le Corbusier (mencionado en nuestra edición pasada), Frank Lloyd Wright (de quien hablamos en arquitectura orgánica), así como los padres de la arquitectura moderna: Walter Gropius, Ludwig Mies van der Rohe, Louis Isadore Kahn, Alvar Aalto y Arne Jacobsen.

Nombrados padres de la arquitectura moderna por sus grandes aportes en colaboración con otros arquitectos, teniendo como premisa la participación de ellos, las aportaciones de los padres de la arquitectura son, principalmente, la columna vertebral de cada proyecto: el Espacio, la Luz, las Sombras, el Acero Industrial, el Cristal, la Fachada libre, las líneas puras, la Forma y la Función. Todos ellos con enfoques minimalistas y uso de materiales ligeros en la construcción.

El espacio como tal no tiene forma alguna; sin embargo, es el área donde se realizan las actividades y se genera confort, en el cual se incluye clima, color, textura, iluminación e incluso aroma. Por consiguiente, el espacio no tiene una forma por sí mismo, si no fuera por los límites que se le imponen, por el uso de elementos formales para definir sus fronteras. Como bien menciona el arquitecto Venturi:
“La arquitectura nace cuando se encuentran el espacio interno y el externo.”

Su aspecto, sus cualidades, su escala y sus dimensiones serían diferentes. Se considera que la arquitectura es el resultado de encerrar el espacio, de estructurarlo y conformarlo por elementos de la forma.

Espacio arquitectónico, urbanismo y arte

Dentro del urbanismo tenemos distintas formas de ver y percibir el espacio, ya que involucra una serie de elementos precios que lo conforman, así como delimitantes o límites en los que se encierra cada uno de los espacios. En conjunto, se logra armonizar otra perspectiva de espacio, y sucesivamente hasta conformar una colonia, un barrio, una ciudad o una gran urbe. La creación del espacio arquitectónico es lo que nos lleva a la realización y fundación de centros urbanos y, con ellos, las artes decorativas.

La delimitación del espacio arquitectónico no se contrapone a la limitación; por el contrario, coadyuva a la innovación de diferentes espacios a través del volumen arquitectónico. Estos dos conceptos (espacio y volumen arquitectónicos) son independientes uno del otro, pero no dejan de estar ligados entre sí. En ocasiones, la percepción de ambos no coincide. Tal y como lo hemos visto ya en Arquitectura 1, 2 y 3, todo es una parte integral de la arquitectura. En cuanto a tamaño, nos referimos al volumen, el cual, la mayoría de las veces, puede no coincidir con la forma material que lo delimita, ya que la dimensión del color y las texturas, la dirección de las transparencias y la proporción de los niveles pueden variar.

Las variaciones en la creación o fundación de espacios obedecen a los elementos que lo preceden en cuanto a materiales. Por lo tanto, tendríamos a su vez dos tipos de elementos que conforman al espacio arquitectónico: elementos horizontales y elementos verticales.

Elementos horizontales: Se refiere a toda aquella superficie plana que se encuentre en el espacio (firme, losa entrepiso, azotea), la cual debe contener un frente y fondo en ese plano que sirve para la repartición de cargas uniformes. Algunas de sus características son:

  • Pueden constar de un plano base, elevado o no, que contraste con la superficie que lo rodea.
  • Algunos elementos verticales pueden utilizarse para reforzarlos.
  • Es posible que presente una cierta depresión o flambeo (que se hunda).

Elementos verticales: Se distinguen por ser el soporte. Estos pueden crearse en base a la función o requerimiento solicitado al elemento horizontal. Pueden ser circulares (columnas), cuadrados o rectangulares (columnas y castillos) o planos, es decir, muros de soporte. Se distinguen porque:

  • Pueden o no consistir en superficies absolutamente opacas, con lo cual no siempre afectan la visibilidad.
  • La utilización de un plano vertical articula el espacio frente al cual se encuentra.
  • Cuando se utiliza una configuración en “L” (dos planos verticales unidos por un vértice y formando un ángulo de 90 grados), se crea un campo espacial.
  • Los planos paralelos generan un volumen espacial orientado.
  • La disposición en “U” (tres planos, como tres caras de un cuadrado incompleto) genera un volumen espacial orientado a un extremo abierto.
  • Si se ubican cuatro planos unidos entre sí, se crea un espacio introvertido, el cual articula el campo espacial que lo rodea.

El espacio es todo aquel que llenamos con nuestra esencia de ser humano. Es aquel al que le damos vida, calor e identidad, con pertenencia, con conexiones significativas, experiencias enriquecedoras y conocimiento.
El espacio es algo que ha quedado vacío en tu ausencia, y con esa ausencia acepté que cada espacio lo llenaré con recuerdos a tu lado, aunado a los que crearé con quien decida compartir mi espacio.

rquiEn memoria a mi padre: JEAM.

Noticias recientes

Related articles

¿Tienes un evento social en puerta?

spot_imgspot_img