Por Alan Benitez
El Día de la Independencia de México es una de las celebraciones más importantes del país, y aunque oficialmente se conmemora el 16 de septiembre, la ceremonia del Grito de Independencia se lleva a cabo la noche anterior, el 15 de septiembre. Este curioso detalle se remonta a la época del Porfiriato y a la influencia personal del presidente Porfirio Díaz.
Porfirio Díaz, quien gobernó México por más de 30 años, tenía una inclinación por realizar celebraciones en grande, y no fue la excepción con el aniversario de la Independencia de México. Sin embargo, Díaz también tenía un interés personal en las festividades: su cumpleaños era el 15 de septiembre. Para poder celebrar su cumpleaños y, al mismo tiempo, la independencia de México, decidió adelantar la ceremonia del Grito de Independencia.
De esta manera, el 15 de septiembre de cada año, Díaz organizaba una gran fiesta en la Ciudad de México. Por la noche, a las 11:00 p.m., se llevaba a cabo la ceremonia del Grito en el Palacio Nacional, una tradición que él mismo instauró y que ha perdurado hasta nuestros días. A pesar de que el Grito original de Miguel Hidalgo se dio en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, la decisión de Díaz de trasladarlo al 15 de septiembre se ha mantenido como una costumbre.
Esta modificación a la tradición no solo permitió a Porfirio Díaz celebrar su cumpleaños con todo el esplendor del poder presidencial, sino que también cimentó una práctica que se ha convertido en parte esencial de las celebraciones patrias mexicanas. Así, cada 15 de septiembre, millones de mexicanos se reúnen en plazas, zócalos y embajadas en todo el mundo para escuchar el Grito de Independencia, siguiendo la costumbre instaurada por Díaz hace más de un siglo.
Lo que comenzó como un capricho presidencial se ha transformado en una de las tradiciones más arraigadas en la cultura mexicana, uniendo a la nación en una noche llena de fervor patrio y celebración.
