Todos los años, con la llegada del verano austral, el país se enfrenta al fuego en diferentes puntos de su geografía.
Pero este año está siendo especialmente desastroso en la zona centro-sur del país, con las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía como las más afectadas.
De acuerdo con el último balance ofrecido por la Policía de Investigaciones, más de 20 personas han muerto a causa de los incendios y el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) cifra en 3.276 los damnificados y en 1.159 las viviendas destruidas.
Se estima que se han quemado más de 700.000 hectáreas de terreno, lo que ha obligado al gobierno a declarar el estado de catástrofe en las zonas más afectadas. La magnitud del desastre ha quedado patente en las imágenes captadas por satélites espaciales.
Y las llamas no dan tregua por ahora. El presidente Gabriel Boric advirtió de que las condiciones climáticas van a ser desfavorables. “Van a ser días muy difíciles para Chile”, dijo.
Detrás de algunos de los incendios parece estar la mano del hombre. Rodrigo Díaz, gobernador del Biobío, una de las regiones más afectadas, afirmó que “hay gente criminalmente prendiendo fuego”.