El dominio excesivo de los padres sobre niños y adolescentes puede manifestarse en una baja tolerancia a la incertidumbre, expectativas desmedidas y reglas rígidas. Estas prácticas pueden provocar que los hijos crezcan con una dependencia extrema o, en el extremo opuesto, desarrollen una actitud agresiva y rebelde hacia las normas establecidas.
Según Patricia Zori, psicóloga clínica del Centro de Psicología Retiro en Madrid, el estilo de crianza influye directamente en la formación del apego emocional y el desarrollo de la personalidad. La crianza autoritaria y controladora, caracterizada por la severidad y la falta de flexibilidad, puede llevar a inseguridades profundas en los niños. La Asociación Americana de Psicología (APA) identifica este estilo como uno de los más influyentes en el comportamiento de los hijos, perfilando relaciones afectivas y su capacidad para enfrentar el mundo.
La personalidad de los padres juega un rol crucial en cómo se crían a los hijos, y las experiencias de vida de los progenitores pueden ser el origen de estas conductas autoritarias. Sin embargo, un balance entre amor y límites es esencial para un desarrollo saludable.
