¿Por qué los atletas las muerden?

Si has visto la ceremonia de premiación en los Juegos Olímpicos, probablemente te has dado cuenta de que muchos atletas muerden sus medallas mientras posan para las cámaras. Este gesto se ha convertido en una tradición icónica en el mundo del deporte, pero ¿de dónde viene esta curiosa costumbre?

La práctica de morder las medallas tiene sus raíces en la historia, cuando los mercaderes solían morder monedas de oro para comprobar su autenticidad. El oro puro es un metal relativamente blando, y al morderlo, se podrían dejar marcas si era genuino. Aunque las medallas olímpicas de oro en la actualidad están hechas mayormente de plata y solo recubiertas con una fina capa de oro, la costumbre perdura como un guiño a esa antigua práctica.

Sin embargo, la razón principal detrás de este gesto hoy en día es más simbólica y mediática que práctica. Los fotógrafos suelen pedir a los atletas que muerdan sus medallas para capturar una imagen memorable y cargada de emoción, convirtiendo esta acción en un ícono del triunfo y la celebración. Con el tiempo, esta pose se ha popularizado tanto que los deportistas la realizan casi de manera automática.

Además, la imagen del atleta mordiendo su medalla se ha convertido en una especie de “marca registrada” de los Juegos Olímpicos, lo que contribuye a perpetuar esta tradición en cada edición del evento.

En resumen, aunque ya no se trata de comprobar la autenticidad del oro, morder la medalla sigue siendo un gesto simbólico que celebra la victoria y asegura una fotografía inolvidable en uno de los momentos más emocionantes en la carrera de un atleta.

Pero, ¿por qué los atletas muerden la medalla?

Es una escena que se repite en cada Juegos Olímpicos: los atletas, después de recibir sus medallas, las levantan con orgullo y luego las muerden mientras sonríen para las cámaras. Este gesto, que se ha convertido en una tradición en el mundo del deporte, tiene tanto un trasfondo histórico como un significado simbólico.

La costumbre de morder metales preciosos proviene de una época en la que hacerlo era una forma de verificar la autenticidad del oro. El oro puro es un metal relativamente blando, y al morderlo, se podrían dejar pequeñas marcas si era genuino. Aunque las medallas olímpicas modernas están hechas mayormente de plata y solo recubiertas con una fina capa de oro, la tradición de morderlas sigue viva como un guiño a esa antigua práctica.

Hoy en día, morder la medalla es más un gesto simbólico y fotogénico que una prueba de autenticidad. Los fotógrafos suelen pedir a los atletas que realicen esta pose para capturar una imagen que refleje la emoción del momento. Con el tiempo, este acto se ha convertido en un símbolo de triunfo y celebración, una forma de inmortalizar la victoria en uno de los escenarios más importantes del deporte mundial.

En resumen, aunque el origen de esta costumbre se relaciona con la verificación del oro, en la actualidad, morder la medalla es un gesto que encapsula la alegría del logro y asegura una imagen icónica que permanecerá en la memoria colectiva del deporte.

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