La salud mental está ganando terreno como una de las principales preocupaciones de salud a nivel global, superando incluso al cáncer en muchos casos. Sin embargo, en México sigue siendo un porcentaje reducido de la población quien prioriza buscar atención en esta área.
Según el Informe de Servicios de Salud 2024 de Ipsos, la percepción sobre los problemas de salud mental ha crecido en los últimos tres años. Chile lidera en América Latina, con un 69% de su población considerando la salud mental como el principal problema de salud. Le siguen Brasil y Colombia con un 54%, Argentina con 49%, Perú con 45%, y finalmente México, que aunque subió del 15% al 25%, se mantiene rezagado en comparación con otros países de la región.
Este estudio, basado en encuestas a 23,667 adultos de 31 países, revela que a nivel mundial, el 45% de los participantes consideran la salud mental como el mayor desafío sanitario en sus naciones, seguido por el cáncer (38%), el estrés (31%), la obesidad (26%) y el abuso de drogas (21%). En los últimos lugares aparecen la diabetes (19%), y empatados con un 16%, el abuso de alcohol y las enfermedades cardíacas.
El incremento en la atención hacia la salud mental está relacionado con un mayor reconocimiento de su impacto en la calidad de vida. Factores como el estrés, la ansiedad y la depresión se han vuelto cada vez más comunes, afectando a personas de todas las edades.
Por otro lado, el cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad global. Por ello, las estrategias de detección temprana y tratamientos eficaces son fundamentales para mejorar las tasas de supervivencia.
¿Por qué México necesita mayor atención a la salud mental?
El bajo porcentaje de preocupación registrado en México podría estar vinculado a factores culturales y al acceso limitado a servicios de salud mental. Este panorama subraya la urgencia de implementar campañas de concienciación y aumentar la inversión en este sector para reducir el estigma y garantizar un acceso equitativo a tratamientos efectivos.
La salud mental no es solo una prioridad médica, sino también social y económica. Países como Chile y Brasil han demostrado un mayor compromiso en este ámbito, dejando a México con el desafío de cerrar la brecha y abordar uno de los problemas de salud más apremiantes del siglo XXI.
