México, además de ser un centro clave de producción y exportación de fentanilo, está experimentando un alarmante incremento en el consumo de este opioide sintético, hasta 50 veces más potente que la heroína, según el informe 2024 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), emitido el 4 de marzo.
El informe detalla que la demanda de tratamiento por consumo de fentanilo ha crecido rápidamente en estados como Baja California, Chihuahua, Sonora y Sinaloa. Mientras que antes de 2018 apenas había casos registrados, en 2023 se documentaron 430 solicitudes de atención, reflejando que México se está transformando en un mercado emergente para esta droga.

En 2023, el 60 % de las personas atendidas por la ONG Centros de Integración Juvenil lo hicieron por consumo de drogas sintéticas, siendo el cannabis, la metanfetamina y la cocaína las más comunes, aunque el fentanilo ha ganado presencia de forma preocupante.
Además, la JIFE revela que algunas farmacias en el norte de México venden medicamentos falsificados sin receta a turistas extranjeros, incluyendo pastillas con fentanilo mezclado, etiquetadas como oxicodona o metanfetamina como Adderall, aumentando así los riesgos para la salud pública.
A pesar de estos datos, la presidenta Claudia Sheinbaum ha asegurado que el consumo de fentanilo en México es bajo en comparación con Estados Unidos, argumentando que los valores familiares y las campañas de prevención impulsadas durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador han reducido la incidencia del consumo.
Sin embargo, la evidencia presentada por la ONU sugiere la necesidad de reforzar las estrategias de prevención, tratamiento y control para evitar que la crisis del fentanilo escale en el país.