Por Sofia Swindall
En la madrugada de este domingo, un grupo armado irrumpió en la discoteca DBar, ubicada en pleno centro de Villahermosa, Tabasco, y desató un tiroteo que dejó un saldo preliminar de seis muertos y 10 heridos. Las autoridades señalaron que el ataque no estaría relacionado con el crimen organizado, según indicó la vicefiscal del Estado, Miranda Díaz, quien precisó que el ataque fue dirigido hacia “una persona en particular” y podría estar relacionado con conflictos internos.
Otro ataque en Jalapa
Horas después del ataque en Villahermosa, otro incidente armado ocurrió en el municipio de Jalapa, a solo 45 minutos de la capital tabasqueña. Un grupo de hombres armados irrumpió en una boda y abrió fuego durante un forcejeo, dejando al menos dos muertos y un herido. De acuerdo con la vicefiscal Díaz, no hay conexión entre ambos sucesos. En el caso de Jalapa, una de las víctimas mortales estaba vinculada al tráfico de personas.
El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, informó que las autoridades federales y estatales están trabajando de manera conjunta para esclarecer los hechos y garantizar la seguridad en la región.
Tabasco bajo presión
Aunque Tabasco no está catalogado como un foco rojo en el mapa de seguridad nacional —a diferencia de estados como Guerrero, Sinaloa y Guanajuato—, el estado ha enfrentado un incremento en hechos violentos durante los últimos meses. En enero, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador instó a la población de Villahermosa a mantener la calma tras una ola de asaltos que afectó a 24 establecimientos comerciales en un solo día.
Escalada de violencia en bares y discotecas
Los ataques en bares y discotecas se han vuelto un fenómeno recurrente en México. El 10 de noviembre, Querétaro fue escenario de una masacre en el bar Los Cantaritos, donde un comando armado asesinó a 10 personas y dejó 13 heridos. Ese mismo día, otro ataque similar ocurrió en el bar Bling Bling, en el Estado de México, con un saldo de seis muertos y siete heridos.
La creciente violencia en lugares públicos plantea un desafío significativo para las autoridades, quienes buscan reforzar la seguridad y atender las causas subyacentes de estos crímenes.
