Por Fernanda Sánchez
El 26 de septiembre de 2014, la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa marcó un antes y un después en México. Diez años después, el dolor sigue vivo, y la búsqueda de los estudiantes continúa incesante. Las familias de los desaparecidos no han cesado en su exigencia de justicia, enfrentándose a una investigación plagada de inconsistencias y, sobre todo, de impunidad.
El caso Ayotzinapa: una herida abierta
En Iguala, Guerrero, los estudiantes fueron atacados por fuerzas de seguridad. Los informes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) han desmentido la versión oficial, conocida como la “verdad histórica”. Las madres y padres de los 43 normalistas siguen demandando respuestas claras sobre el paradero de sus hijos, quienes fueron vistos por última vez en manos de las autoridades locales.
Impacto en Iguala: una ciudad marcada por la violencia
La ciudad de Iguala, que alguna vez fue símbolo de historia y patriotismo, ahora es conocida por la tragedia de los 43. Las muertes violentas en la zona han aumentado, reflejando una situación de inseguridad que ha persistido desde la desaparición de los estudiantes.
La lucha de los padres: una batalla que no se detiene
Clemente Rodríguez, padre de Christian Rodríguez Telumbre, uno de los estudiantes desaparecidos, expresa el dolor y la desesperación que ha marcado la vida de las familias durante esta década. Con la voz entrecortada, afirma que no descansarán hasta saber qué sucedió realmente.
Una década sin justicia
A lo largo de estos 10 años, las investigaciones han revelado una compleja red de complicidad e impunidad. Aunque algunos sospechosos han sido detenidos, como exfuncionarios y militares, muchos han sido absueltos, y el caso sigue sin resolverse. Las familias, mientras tanto, siguen exigiendo que se investigue la participación del Ejército en la desaparición de los estudiantes.
Ayotzinapa: un símbolo de resistencia
La Escuela Normal de Ayotzinapa, que alguna vez fue cuna de educación rural para campesinos, ahora es símbolo de resistencia. El coraje de los padres y madres de los 43 desaparecidos es un recordatorio de que, a pesar del miedo y el dolor, la lucha por la justicia continúa.
A 10 años de la tragedia, Ayotzinapa sigue siendo una herida abierta en México. Las familias de los 43 normalistas desaparecidos no se detendrán hasta que obtengan respuestas. La búsqueda continúa, y la esperanza de encontrarlos con vida sigue siendo el motor que impulsa su lucha.
