¡Legislación DEAs!

Durante años, diversos grupos médicos y asociaciones de salud han pugnado para que se expida una ley mexicana que haga obligatorio que lugares públicos como parques, estaciones de autobuses, aeropuertos, escuelas y gimnasios cuenten con DEAs, con la finalidad de incrementar las posibilidades de revertir un paro cardíaco súbito, el cual es producido por trastornos eléctricos del corazón.

En 2012 se publicó un exhorto para promover las zonas cardioseguras. Desafortunadamente, como se trató de una invitación a contar con DEAs en las empresas y escuelas, no ha tenido un impacto significativo.

El 21 de septiembre de 2021 tuve la oportunidad de estar presente en la votación que se realizó en el Senado de la República para que se convirtiera en ley y fuera obligatorio contar con DEAs.

¡La votación fue unánime a favor de crear esta ley! Solo quedaba pendiente que se enviara el resultado de la votación a la Cámara de Diputados para su publicación en el Diario Oficial y su entrada en vigor, lo cual, hasta el momento, no se ha realizado. Muy pronto se cumplirán cuatro años de esta votación.

Debo mencionar que ignoro la causa por la que esta iniciativa de ley, que tiene como único objetivo ayudar a salvar vidas, aún no se ha publicado.

Es por ello que algunos estados de la República, como Culiacán, Coahuila, Mérida, Querétaro y Morelos, han decidido, de forma independiente, legislar para que, a nivel local, sí se considere como ley el contar con DEAs en lugares públicos.

La semana pasada tuve la oportunidad de asistir al 32º Congreso Interamericano de Cardiología 2025, en la ciudad de Cartagena, Colombia. En este país sí cuentan con una ley nacional que obliga a que áreas públicas, empresas, escuelas y gimnasios dispongan de DEAs.

Considerar que, con solo publicar una ley que obligue a colocar DEAs, se incrementarán las posibilidades de salvar vidas ante un paro cardíaco, podría ser solo una falsa sensación de protección, y menciono por qué.

Durante nuestra estancia en el congreso, que se llevó a cabo en el Centro de Convenciones del Hotel Las Américas, pudimos detectar que, para toda el área física del gran complejo, solo contaban con tres DEAs, colocados en lugares poco visibles para el público en general. Al preguntar al personal del hotel si sabían qué era un DEA y dónde se encontraban, me sorprendió que solo unos cuantos sabían a qué me refería. La mayoría no contaba con capacitación para usarlo y mencionaron que solo a algunos empleados se les brindó capacitación en RCP hace dos años.

Es indispensable fomentar pláticas generales para que toda persona cercana a un DEA esté familiarizada con su uso y capacitarlas para que puedan brindar RCP solo con las manos. Estas acciones no llevan más de tres horas y se pueden realizar internamente.

Contar con una ley que obligue a tener DEAs no es suficiente cuando no se fomenta una cultura de cardio-protección.

Sin duda, en México hay mucho por hacer para lograr esta cultura, pero estoy convencido de que, si logramos que las personas detecten su vulnerabilidad en nuestros hogares, escuelas, deportivos y parques —donde se encuentran las personas que más amamos—, empezaremos a considerar la importancia de los DEAs, y no solo por obligación, sino por convicción, y sabremos que un DEA puede ayudar a salvar vidas.

Agradezco la mención que se hizo durante la clausura del congreso a Grupo Salvando Vidas por sus acciones en la Alianza contra la Muerte Súbita en México, una iniciativa de la Sociedad Interamericana de Cardiología (SIAC).

Juntos salvamos vidas.

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