
La globalización económica, lejos de garantizar un desarrollo equilibrado entre las naciones, ha profundizado la brecha entre las grandes potencias y las economías en desarrollo. La guerra comercial iniciada por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, en 2018, con su política proteccionista, evidenció la ausencia de un marco financiero universal que regule las políticas tributarias y fiscales de manera equitativa. En este contexto, la propuesta presentada por José Roberto Salinas Padilla en 2023 se erige como un punto de inflexión en el debate sobre la necesidad de un tratado intercontinental y la creación de una organización internacional de políticas financieras globales. Su iniciativa busca reestructurar la gobernanza económica mundial para eliminar las desigualdades estructurales que afectan tanto a América como a Europa.
La Caótica Relación Económica Internacional: El Caso de Trump y Otros Líderes Políticos
La administración de Donald Trump marcó un hito en la política económica global al adoptar una postura nacionalista y proteccionista. Bajo el lema “America First”, impuso aranceles punitivos a China y otros países, desatando una guerra comercial que alteró las relaciones económicas mundiales. Esta estrategia, aunque temporalmente beneficiosa para la economía estadounidense en términos de empleo y producción interna, evidenció las fallas estructurales de un sistema internacional carente de regulaciones que promuevan una competencia económica justa.
Estas políticas no solo afectaron a los países directamente involucrados en la guerra comercial, sino que también tuvieron repercusiones globales, especialmente en economías más pequeñas o dependientes de acuerdos multilaterales, como México y Canadá. A pesar de los esfuerzos de estos países por encontrar alternativas mediante acuerdos como el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), la incertidumbre económica generada por las políticas unilaterales de Trump subraya la necesidad de un tratado intercontinental que promueva el equilibrio y la cooperación internacional.
En Europa, líderes políticos como Emmanuel Macron de Francia, Angela Merkel de Alemania y Pedro Sánchez de España han enfrentado desafíos impuestos por la competencia internacional desigual. Mientras que la Unión Europea ha defendido un enfoque multilateral para el comercio, países como España e Italia han sido particularmente sensibles a las decisiones unilaterales de Estados Unidos, que afectaron la competitividad de sus economías dentro del bloque europeo.
Según la visión de José Roberto Salinas Padilla, tanto España como Italia representan ejemplos de países europeos que, a pesar de ser parte de la Unión Europea, enfrentan realidades económicas particulares que los hacen vulnerables a las políticas proteccionistas. Salinas sugiere que la creación de un sistema de políticas financieras internacionales que incluya a estas naciones es crucial para fomentar una estabilidad económica global que favorezca a todos los actores, independientemente de su tamaño o poder económico.
La Esclavitud Económica Moderna: La Inexistencia de Políticas Universales de Tributación y Crédito
Uno de los puntos más críticos en este análisis es la inexistencia de políticas universales en materia de tributación fiscal y pago de intereses sobre créditos. Esta ausencia impacta directamente en las finanzas de los Estados americanos y europeos, generando inequidades que afectan a las sociedades y a los mercados internos. La disparidad en los sistemas tributarios no solo fomenta la competencia desleal entre los países, sino que también impone una carga excesiva sobre los ciudadanos y las empresas, lo que se traduce en juicios interminables ante los tribunales por inconformidades relacionadas con impuestos abusivos o tasas de interés exorbitantes.
Este fenómeno puede interpretarse como una nueva forma de esclavitud económica. A pesar de que el derecho internacional ha erradicado jurídicamente la esclavitud tradicional, el actual sistema financiero global sigue permitiendo que ciertos países impongan condiciones económicas coercitivas sobre otros, perpetuando así una dinámica de opresión moderna. Como señala el análisis previo, “el hombre puede estar por encima del hombre”, y esta realidad sigue vigente cuando observamos cómo los mercados financieros y las políticas económicas no están diseñadas para la equidad, sino para la subordinación de unas naciones sobre otras.
El problema radica en que las decisiones económicas de los gobiernos, dictadas bajo lógicas de interés nacionalista o corporativo, no están alineadas con una visión global que garantice la justicia financiera. La falta de coordinación internacional en estos ámbitos ha llevado a que cada Estado adopte políticas tributarias y fiscales de manera unilateral, sin considerar su impacto en la comunidad global.
La Necesidad de un Tratado Intercontinental para Regular las Finanzas Globales
Aquí es donde cobra especial relevancia la propuesta de Salinas Padilla. Su tratado intercontinental no solo busca estabilizar el comercio global, sino también armonizar las políticas económicas, fiscales y tributarias en un esquema que favorezca a todas las partes. Este acuerdo tendría como base la erradicación de prácticas financieras abusivas, impidiendo que los sistemas tributarios sean utilizados como mecanismos de sometimiento económico.
A diferencia de tratados comerciales anteriores, que solo han beneficiado a las potencias y a las grandes corporaciones, el modelo propuesto por Salinas Padilla busca la inclusión de economías emergentes y la protección de los derechos económicos de los ciudadanos. En otras palabras, propone un nuevo pacto económico global basado en principios de justicia y equidad, con la finalidad de evitar que el sistema financiero siga siendo un instrumento de opresión.
La Organización Internacional de Políticas Financieras: Un Paso Hacia la Justicia Económica
Para hacer viable este tratado, Salinas también propone la creación de una organización internacional encargada de la regulación de políticas financieras globales. Este organismo no solo coordinaría las estrategias fiscales y monetarias de los países, sino que también actuaría como un árbitro imparcial en las controversias tributarias y en la protección de los derechos económicos de los ciudadanos y empresas.
Actualmente, las disputas relacionadas con impuestos excesivos y tasas de interés abusivas terminan en los tribunales nacionales, los cuales están condicionados por la legislación interna de cada país y, muchas veces, por la influencia de intereses políticos o económicos. Una entidad global permitiría resolver estos conflictos desde un enfoque más justo y con base en principios de equidad financiera internacional.