Por: Daniela Diaz
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México es uno de los monumentos más emblemáticos y representativos del país. Ubicada en el corazón del Centro Histórico, a un costado del Zócalo capitalino, esta imponente edificación es testimonio vivo de más de 400 años de historia. Su majestuosidad y grandeza no solo radican en su arquitectura, sino también en su papel como símbolo de la fe católica y la evolución cultural de la nación.
Orígenes e Historia
La historia de la Catedral Metropolitana comenzó poco después de la llegada de los españoles a México. En 1524, Hernán Cortés ordenó la construcción de una iglesia en el mismo sitio donde se encontraba el principal templo azteca, el Templo Mayor, marcando así el inicio de una nueva era religiosa en la región.
La catedral actual, sin embargo, no comenzó a construirse hasta 1573, bajo la dirección del arquitecto Claudio de Arciniega. Inspirada en las grandes catedrales europeas, la obra se extendió por casi tres siglos, siendo finalmente concluida en 1813. Esta prolongada construcción permitió que el edificio incorporara una mezcla de estilos arquitectónicos, desde el renacentista hasta el barroco, neoclásico y churrigueresco.
Arquitectura y Diseño
La Catedral Metropolitana se distingue por su impresionante tamaño. Con 110 metros de longitud, 54 metros de ancho y torres que alcanzan los 67 metros de altura, es una de las catedrales más grandes de América Latina. Su fachada principal está dividida en tres cuerpos y está decorada con columnas, nichos y relieves que reflejan la influencia del arte barroco, especialmente visible en los detalles ornamentales.
El interior de la catedral es igualmente impresionante. Alberga cinco naves y catorce capillas laterales, todas decoradas con obras de arte religioso de gran valor histórico. Entre los elementos más destacados se encuentra el Altar de los Reyes, una obra maestra del barroco churrigueresco, adornada con esculturas y relieves dorados que representan a diversos santos.
Las torres de la catedral albergan un carillón con 35 campanas, siendo la más grande “Santa María de Guadalupe”, que pesa aproximadamente 13 toneladas. Además, la catedral cuenta con dos órganos monumentales, considerados entre los más importantes de América Latina.
Símbolo de Resiliencia
A lo largo de los siglos, la Catedral Metropolitana ha sido testigo de innumerables acontecimientos históricos, desde la época colonial hasta la Revolución Mexicana y los movimientos sociales contemporáneos. Ha sobrevivido a varios terremotos, incluido el devastador sismo de 1985, que causó daños estructurales significativos. Sin embargo, gracias a la intervención de expertos y a esfuerzos de restauración, la catedral sigue en pie como un símbolo de la resiliencia y fortaleza del pueblo mexicano.
La Catedral Hoy
Hoy en día, la Catedral Metropolitana continúa siendo un centro religioso activo, donde se celebran misas y ceremonias importantes. Además, es un punto de referencia cultural y turístico que atrae a miles de visitantes cada año, quienes quedan maravillados por su historia, arte y arquitectura.
En 1987, la Catedral Metropolitana y el Centro Histórico de la Ciudad de México fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, reconociendo su importancia no solo para México, sino para el mundo entero.
En resumen, la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México no es solo un monumento religioso, sino un testimonio de la rica y compleja historia de la nación. Con sus majestuosas torres, intrincadas decoraciones y vasto interior, continúa siendo un lugar de culto y una joya arquitectónica que simboliza el legado histórico y cultural de México.