CDMX.-El taco no es solo un platillo; es una identidad. Un sello de la cultura mexicana que atraviesa generaciones, ciudades y tradiciones. Ayer, con motivo del Día del Taco, se llevó a cabo un foro que no solo celebró el antojito más emblemático de México, sino que también rindió homenaje a su historia con la presentación del libro Guía Domingo.
En palabras de Alberto Rassam, editor del libro, “Un taco sin salsa no es taco”, una frase que encapsula el espíritu de esta obra. Guía Domingo nació con la misión de enaltecer la cultura mexicana y demostrarle al mundo que en México las cosas se hacen bien.

La guía cuenta con tres ediciones: CDMX, Tijuana y Guadalajara. La elección de estas ciudades no fue casualidad. La Ciudad de México es, sin duda, la capital del taco; aquí, los sabores se despliegan en un abanico que va desde los tacos de carnitas matutinos hasta los de pastor nocturnos. Tijuana, una ciudad joven con una gastronomía en constante evolución, aportó su propio sello con los tacos varios, la versión fronteriza de los tacos de guisado. Y Guadalajara, considerada la ciudad más mexicana del país, se especializa en los tacos de cabeza, donde ser taquero es cuestión de honor.
Pero los tacos no son solo comida; son historia, migración y cultura. Como ejemplo, los famosos Tacos La Oriental en Puebla, cuyo origen se remonta a la migración libanesa, o la legendaria influencia de Sonora en la cultura de la carne asada. Existe incluso la creencia de que los mejores taqueros vienen de Arandas, Jalisco. Y aunque las recetas varían, hay algo que es universal: Todos llevamos un taquero experto dentro de nosotros.

En el foro, Pedro, colaborador en La Crónica del Taco, destacó la importancia de preservar los libros, pues estos inmortalizan tiempos y lugares. Y eso es precisamente lo que Guía Domingo busca: documentar las historias de 35 taquerías por edición, aquellas que han perdurado más de 40 años y que han sido testigos de la evolución del taco en México.
El libro también introduce una forma única de calificación: soles que representan la experiencia en cada taquería. En su reedición, algunas taquerías fueron desplazadas, reflejando la dinámica del mundo del taco, donde la calidad y la tradición deben mantenerse vivas.
Porque el taco no es solo un bocado: es la tortilla que envuelve la historia de un pueblo, el pan de los tlaxcaltecas, la expresión más honesta del sabor mexicano. Y mientras haya tacos, habrá historias que contar.