Por Fernanda Sánchez
Un equipo internacional de científicos ha revelado cómo la forma del corazón podría estar vinculada al riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Liderados por investigadores españoles, el estudio publicado en Nature Communications utilizó modelos tridimensionales de más de 40,000 corazones creados a partir de imágenes de resonancia magnética. El análisis no solo identificó diferencias morfológicas, sino que también exploró su relación genética y su impacto en la salud.
Corazones esféricos: un mayor riesgo de fibrilación auricular
Entre los hallazgos destacados, los investigadores señalaron que corazones más esféricos están relacionados con un mayor riesgo de fibrilación auricular, una de las arritmias más comunes. También se encontraron vínculos entre corazones más pequeños y un mayor riesgo de diabetes, confirmando resultados de estudios previos.
Un modelo 3D sin precedentes
Según Patricia B. Munroe, de la Universidad Queen Mary de Londres, el equipo creó representaciones completas de los corazones, incluyendo ventrículos y aurículas, en diástole. Estas representaciones se desglosaron en 11 coordenadas matemáticas que describen aspectos como tamaño, grosor y esfericidad. “Es la primera vez que se logra una representación tan detallada de la morfología cardiaca”, destacó Julia Ramírez, investigadora de la Universidad de Zaragoza.
Genética y morfología: una conexión reveladora
El estudio identificó 45 áreas del ADN vinculadas a la forma del corazón, de las cuales 14 eran completamente desconocidas. Aunque aún no se comprende su función exacta, estas áreas abren nuevas posibilidades en la biología del corazón. Además, los investigadores concluyeron que los componentes genéticos que influyen en la forma del corazón también podrían utilizarse como herramientas económicas para evaluar riesgos cardiovasculares en el futuro.
La importancia de un estilo de vida saludable
A pesar de los avances genéticos, especialistas como Ana García Álvarez, del Hospital Clínic de Barcelona, enfatizan que el estilo de vida sigue siendo el principal factor de riesgo. “La genética tiene un impacto, pero el ambiente y nuestros hábitos de vida son responsables del 80% del riesgo cardiovascular”, explicó.
Un futuro prometedor para la cardiología
El equipo continuará estudiando resonancias en sístole, momento en que el corazón se contrae, para obtener más información sobre la relación entre genética, morfología y enfermedades. Mientras tanto, estas investigaciones podrían sentar las bases para nuevas herramientas de diagnóstico y prevención en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares.