
Con información de Xpectro Fm
En un escenario en el que los atletas brillan, pero la institucionalidad se tambalea, el reciente anuncio de la creación de la Federación Mexicana de Clavados (FMC) ha encendido las alarmas entre juristas, deportistas y observadores del ámbito deportivo nacional e internacional. Lo que se presentó como un día “histórico” para el deporte mexicano ha sido desmenuzado por especialistas como un acto fraudulento, plagado de violaciones legales, simulaciones administrativas y, lo más grave, una injerencia directa del gobierno en una estructura que debería ser autónoma.
El 2 de abril de 2025, Rommel Pacheco, actual titular de la CONADE, y María José Alcalá, presidenta del Comité Olímpico Mexicano, encabezaron una rueda de prensa en Guadalajara en la que presentaron con orgullo a la Federación Mexicana de Clavados. Sin embargo, lo que parecía un avance en la profesionalización de esta disciplina deportiva, escondía irregularidades legales y administrativas que podrían constituir delitos graves en materia de función pública.
La verdadera naturaleza de la FMC
La flamante FMC, que según Pacheco y Alcalá vendría a sustituir a la sancionada Federación Mexicana de Natación (FMN), no es, de hecho, una federación en términos legales. Se trata, según expertos legales y documentos obtenidos por medios nacionales, de una simple asociación civil. No tiene reconocimiento oficial como federación ante las autoridades deportivas mexicanas ni ha sido registrada conforme lo marca la Ley General de Cultura Física y Deporte. Esto la inhabilita para recibir recursos públicos, representar al país oficialmente o tomar decisiones dentro del ecosistema deportivo nacional.
La razón de su súbita aparición tiene una explicación más política que deportiva: evitar el ridículo internacional de que México, como país sede de la Copa del Mundo de Clavados Guadalajara 2025, tuviera que competir sin su bandera ni su himno nacional. Esto, debido al desconocimiento oficial que World Aquatics (WA) mantiene sobre la FMN. Para eludir esa vergüenza, se habría orquestado una “federación patito” con apariencia de legalidad, pero sin el debido proceso.
Violaciones legales y conflictos de interés
Las irregularidades no terminan ahí. La forma en la que se “constituyó” la FMC revela una preocupante red de injerencia estatal, uso indebido de recursos públicos y violaciones a principios elementales del olimpismo. Según la propia Carta Olímpica, cualquier organismo deportivo nacional debe mantener su autonomía respecto al Estado. Sin embargo, funcionarios públicos como Jahir Ocampo, director del CNAR, y Luis Rivera, subdirector de Calidad para el Deporte de la CONADE, habrían participado directamente en la formación del nuevo organismo, incurriendo en conflictos de interés prohibidos expresamente por la Ley del Deporte.
Uno de los documentos clave es el oficio SCD 209/2025, enviado por Rivera a los institutos estatales del deporte. En este, se convocaba a una supuesta “reunión informativa” con entrenadores de clavados, pero el verdadero objetivo era simular un quórum necesario para legitimar la creación de la FMC. El uso de papel membretado de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y de la CONADE añade gravedad al caso, pues compromete a instituciones federales que deberían mantenerse neutrales.
Según juristas consultados por diversos medios, esto podría configurar el delito de uso ilícito de atribuciones y facultades, especialmente si se comprueba que recursos destinados a la organización de la Copa del Mundo fueron desviados para financiar los traslados y hospedaje de quienes asistieron al evento de conformación de la federación.

El trasfondo: una lucha política en el deporte
Lo que está en juego no es solo la gestión de los clavados en México, sino el control político del deporte nacional. La administración de Rommel Pacheco, un exdeportista de alto rendimiento que ha sido criticado por su cercanía con los círculos del poder político, parece estar más enfocada en mantener el control institucional que en respetar los procesos democráticos y legales que rigen al deporte.
La presidenta del COM, María José Alcalá, tampoco es ajena a la controversia. Desde su llegada al cargo, ha sido señalada por prácticas poco transparentes y una tendencia a intervenir directamente en las estructuras federativas sin apegarse a los reglamentos internacionales. En este caso, su apoyo público a una federación sin bases legales podría debilitar aún más la ya frágil relación entre el deporte mexicano y el Comité Olímpico Internacional.

Atletas entre la excelencia y la incertidumbre
Paradójicamente, mientras las autoridades protagonizan este escándalo institucional, los atletas mexicanos continúan dando la cara por el país. Durante la Copa del Mundo de Clavados Guadalajara 2025, México se consolidó como la segunda potencia mundial en la disciplina, solo por detrás de China.
Los triunfos de Osmar Olvera y Juan Manuel Celaya en trampolín sincronizado, y de Randal Williars en la plataforma de 10 metros, son reflejo de una generación comprometida y resiliente. También brillaron las hermanas Cueva Lobato, Kevin Berlín, Gabriela Agúndez y Alejandra Estudillo, quienes cosecharon cuatro medallas de plata y dejaron claro que el talento deportivo nacional sigue floreciendo, a pesar de las tormentas institucionales.
Sin embargo, el futuro de estos deportistas es incierto. El reconocimiento de una federación es fundamental para acceder a recursos públicos, becas, entrenadores, instalaciones y competencias internacionales. Si la FMC no consigue el aval oficial, estos atletas podrían enfrentar barreras para participar en justas olímpicas o campeonatos mundiales.

¿Qué sigue para la FMC y el deporte mexicano?
La situación de la FMC podría derivar en una batalla legal y política de proporciones mayúsculas. Organismos internacionales como el COI y la propia WA podrían intervenir si determinan que la autonomía del deporte mexicano está comprometida. Ya en el pasado, otros países han enfrentado suspensiones o sanciones por motivos similares.
En el plano nacional, podría abrirse una investigación en la Secretaría de la Función Pública, la Auditoría Superior de la Federación o incluso la Fiscalía General de la República, para determinar si hubo uso indebido de recursos públicos o delitos cometidos por servidores públicos.
Lo que está en juego no es solo la legalidad de una federación, sino el principio de autonomía del deporte, la confianza en las instituciones y la integridad del proceso olímpico.

El deporte merece más que simulaciones
La creación de la Federación Mexicana de Clavados, tal y como fue anunciada, representa un acto de simulación que pone en entredicho la credibilidad del sistema deportivo mexicano. Detrás de los discursos triunfalistas y las fotografías institucionales, se esconde un proceso viciado, plagado de irregularidades, en el que los únicos inocentes parecen ser los atletas.
El olimpismo, más allá de las medallas, se basa en principios como el respeto, la excelencia y la autonomía. Romper con esos pilares puede generar efectos devastadores no solo para el presente, sino para el futuro del deporte mexicano. La FMC, tal como fue constituida, es una estructura sin cimientos legales, impulsada más por la desesperación política que por el interés genuino de fortalecer a los clavados nacionales.
En este nuevo capítulo del deporte mexicano, los reflectores ya no están solo en las plataformas de salto, sino también en los escritorios de los funcionarios. Y mientras no se corrija el rumbo, seguiremos aplaudiendo a atletas que compiten con honor en un sistema que, tristemente, no está a su altura.