Por Samantha Guerrero
En los últimos años, China ha consolidado su presencia económica y política en América Latina, y la reciente visita del presidente Xi Jinping a Perú es una clara muestra de esta creciente influencia. En un contexto donde la región se muestra cada vez más receptiva a las inversiones chinas, el Gobierno de Pekín ha intensificado sus esfuerzos por ganar la batalla de la narrativa a través de una estrategia de diplomacia de soft power, que incluye viajes patrocinados para periodistas y acuerdos comerciales millonarios. Esta política, que forma parte de la iniciativa global de la Nueva Ruta de la Seda, está transformando la dinámica de poder entre las grandes potencias en el continente, con China como un actor clave.
La Diplomacia China: Viajes y Narrativas a Medida
Uno de los mecanismos que China emplea para ganar influencia en América Latina es el patrocinio de viajes para periodistas de países en desarrollo, en su mayoría latinoamericanos, africanos y de Oriente Medio. Estos viajes suelen estar destinados a mostrar a los reporteros las bondades de la República Popular China, permitiéndoles experimentar de primera mano las “maravillas” del país, desde su gastronomía hasta sus logros en infraestructura y tecnología. En muchos casos, estos periodistas regresan a sus países con una visión positiva del régimen chino, amplificando su narrativa en los medios de comunicación.
Recientemente, durante una feria internacional de importaciones en Shanghai, una docena de periodistas latinoamericanos fueron invitados por el Gobierno chino. Esta práctica es parte de un esfuerzo más amplio para contrarrestar la creciente influencia de Estados Unidos en la región y promover la narrativa de que China ofrece una alternativa viable y beneficiosa para las economías emergentes.
Xi Jinping y la Inauguración del Puerto de Chancay: Un Paso Más en la Expansión de la Nueva Ruta de la Seda
La visita de Xi Jinping a Perú, justo antes de su participación en una cumbre internacional en Lima, fue una ocasión clave para reforzar los lazos entre China y América Latina. Durante su estadía, Xi inauguró el Puerto de Chancay, un megaproyecto de 1.300 millones de dólares que se erige como un nuevo corredor marítimo entre China y América Latina. Esta infraestructura, impulsada por una inversión china liderada por el grupo Cosco, tiene el potencial de transformar el comercio entre ambos continentes, facilitando el flujo de bienes y recursos entre las economías asiáticas y sudamericanas.
El presidente chino definió este proyecto como un “caso exitoso de cooperación chino-peruana” y resaltó que esta inversión en infraestructura se enmarca dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative, BRI), el ambicioso plan de China para construir una red global de infraestructuras y fomentar el comercio entre Asia, Europa, África y América Latina. El puerto de Chancay es solo uno de los muchos proyectos que China ha financiado en la región, que incluyen desde represas hidroeléctricas hasta la construcción de metros en ciudades como Bogotá y Ciudad de México.
China: El Segundo Socio Comercial de América Latina
En términos de comercio, China ya es el segundo socio comercial más importante de América Latina, solo por detrás de Estados Unidos en el continente, y el primero si se considera exclusivamente América del Sur. El comercio bilateral entre China y América Latina ha experimentado un crecimiento espectacular, pasando de 18.000 millones de dólares en 2002 a 450.000 millones en 2022.
Esta relación comercial ha sido respaldada por acuerdos de libre comercio con varios países de la región y por una serie de proyectos de infraestructura bajo el marco de la Nueva Ruta de la Seda. Las empresas chinas han diversificado sus inversiones en América Latina, incluyendo la explotación de tierras raras en Argentina, la compra de petróleo crudo en Venezuela y la inversión en energías renovables en Brasil, donde ya controlan una parte significativa del sector hidroeléctrico y eólico.
Proyectos Estratégicos en la Región: De Chile a Brasil
En Chile, la empresa china BYD ha firmado un contrato para la producción de litio, un recurso clave para la fabricación de baterías eléctricas, durante los próximos 20 años. Esta es solo una de las muchas iniciativas chinas que están marcando la pauta en la región. Además, China también ha entrado de lleno en los sectores de minería, energía y tecnología, posicionándose como un socio clave para las economías latinoamericanas que buscan diversificar sus fuentes de inversión.
En Brasil, la cooperación con China se intensifica, con la presencia de empresas chinas en sectores estratégicos como la energía renovable y la infraestructura. La relación entre ambos países está tomando un giro aún más importante con la participación de Xi en el G-20 y su reunión bilateral con el presidente Lula da Silva, lo que subraya la relevancia de Brasil en la política exterior china.
La Respuesta de Estados Unidos: Un Desafío para Washington
La creciente influencia de China en América Latina no pasa desapercibida para Estados Unidos. Recientemente, el senador republicano Marco Rubio, uno de los críticos más vocales de China, ha propuesto que Washington se enfoque nuevamente en la región para contrarrestar la expansión de Pekín. La diplomacia china ha sido eficaz, especialmente en países que han mostrado preocupaciones por la postura agresiva de la administración Trump, particularmente en temas de inmigración y políticas migratorias.
A pesar de los intentos de Estados Unidos de frenar la influencia de China, el gigante asiático ha logrado ganar terreno en América Latina, no solo a través de inversiones económicas, sino también mediante una estrategia de diplomacia suave que apunta a fortalecer los lazos culturales, educativos y políticos con los países de la región.
La Estrategia de China en América Latina Es Imparable
La visita de Xi Jinping a Perú y sus futuras paradas en Brasil son solo un reflejo de la creciente presencia de China en América Latina. A través de una combinación de inversión en infraestructura, acuerdos comerciales y una diplomacia activa, China está construyendo un vínculo cada vez más fuerte con la región, posicionándose como un socio económico crucial para muchos países latinoamericanos. Esta dinámica está desafiando la tradicional hegemonía de Estados Unidos en la región, y es probable que continúe evolucionando a medida que Pekín amplíe su influencia en todos los rincones del continente.
Con un enfoque claro en la expansión de la Nueva Ruta de la Seda, la diplomacia de viajes para periodistas y los acuerdos estratégicos, China está consolidando su rol como un actor clave en la geopolítica global, y América Latina se está convirtiendo en un campo de batalla clave para las grandes potencias del siglo XXI.