La ñapa del poder
César Vargas
En unos meses se llevará a cabo una de las elecciones más polemicas en nuestro país, la elección del Poder Judicial. Se elegirán los cargos de Ministras y Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), las Magistraturas de las Salas Superior y Regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), las personas integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial y Magistraturas de Circuito y Personas Juzgadoras de Distrito.
La elección será simple, por votación. Y va porque va.
Pero saltan muchas preguntas: ¿Quiénes son?, ¿Cuál es su preparación y su experiencia?, ¿es la mejor o el mejor candidato para ser quienes lleven la justicia en el país?
Para que se de una idea y lo valores, una historia.
El pasado 12 de febrero, Rosalinda Avalos interrumpió la sesión del Comité de Evaluación del Poder Ejecutivo de San Luis Potosí para exigir que Sabas Santiago Ipiña quedara fuera de las listas de candidatos para la próxima elección judicial. Lo acusa por ser presuntamente uno de los asesinos de dos de sus hijos en 2020.
“Yo estaba trabajando en la delegación La Pila; ellos sabían que estaba ocupada”. “Acribillaron a mis hijos, los vigilaron, esperaron a que salieran de la casa, pero prácticamente fue dentro de mi propiedad”.
Entre los que señaló está Sabas y otros sujetos que están señalados en la carpeta de la denuncia.
Dice que está insegura de cómo se está llevando en la actualidad la elección de los jueces. La también expolicía ministerial asegura que la interrupción ese día en el Congreso del estado era necesaria; nadie le ha hecho caso, y llegar de esa manera ayudó a que la buscaran para citarla 6 días más adelante para reunirse con los integrantes de la Junta de Coordinación Política e integrantes del Comité de Evaluación del Poder Legislativo, donde se tomó la decisión de sacar de la lista a Sabas Santiago Ipiña Ramírez, que aspiraba a juez de oralidad.
Hoy pide que todas las personas que impartirán justicia en su estado y en el paso sean mejor seleccionadas.
¡Con la justicia no se juega!, menos con su seguridad o con la mía. ¿Qué opina?
