Por Fernanda Sánchez
Una investigación reciente liderada por las universidades de Montreal (Canadá) y Poitiers (Francia) ha demostrado que la crioestimulación diaria de cuerpo completo podría ser una herramienta eficaz para mejorar la calidad del sueño y reducir la ansiedad en personas jóvenes y saludables.
Mejora del sueño profundo en solo cinco días
El estudio, publicado en la revista Cryobiology, reclutó a 20 participantes —nueve mujeres y 11 hombres con un promedio de edad de 23 años— para someterse a sesiones diarias de exposición al frío extremo. Durante cinco días consecutivos, los participantes permanecieron cinco minutos en cámaras refrigeradas a -90 °C, usando ropa mínima y accesorios de protección.
Los resultados indicaron que este tratamiento aumentó el tiempo de sueño profundo en un promedio de 7.3 minutos durante los dos primeros ciclos de sueño en comparación con las noches sin crioestimulación. Según el investigador principal, Olivier Dupuy, esta fase del sueño, conocida como de ondas lentas, es clave para la recuperación física y mental.
Beneficios específicos para mujeres
El estudio destacó que las mujeres obtuvieron mayores beneficios en comparación con los hombres. Reportaron una mejora en la calidad percibida de su sueño, pasando de 3.4 a 3.9 en una escala de 1 a 5, y una reducción en los niveles de ansiedad, que disminuyeron de 43 a 38.
Más allá del descanso: un enfoque terapéutico innovador
Los investigadores también señalaron que la crioestimulación podría tener aplicaciones más amplias:
- Deporte de élite: mejora la recuperación física en atletas.
- Inflamación crónica: alivia síntomas cuando se combina con ejercicio.
- Demencia leve: potencial como tratamiento complementario.
En algunos países, como Polonia, los sistemas de salud ya cubren el acceso a estas sesiones, lo que refleja su creciente aceptación en el ámbito médico.
¿Qué sigue para la crioestimulación?
Aunque los resultados son prometedores, los científicos subrayan la necesidad de investigaciones adicionales para comprender mejor los efectos a largo plazo y los mecanismos detrás de los beneficios observados. “No se trata de un efecto placebo”, aseguró Dupuy, destacando la base científica de estos hallazgos, especialmente en deportistas de alto rendimiento.
La crioestimulación podría posicionarse como una solución innovadora para mejorar la calidad de vida, el bienestar mental y el rendimiento físico en una variedad de contextos.