Fumar, incluso con cigarrillos electrónicos, aumenta los niveles de bacterias dañinas en la boca, según un nuevo estudio, y eleva el riesgo de graves consecuencias multisistémicas.
Por Vannia Carmona
Un reciente informe de la OMS estima que el tabaquismo causa 8 millones de muertes anuales en el mundo. A pesar de los esfuerzos globales por reducir el consumo de tabaco, aproximadamente 1.300 millones de personas todavía lo utilizan, y el 80% vive en países de ingresos bajos y medios.
El tabaquismo impacta gravemente en la salud oral, donde el microbioma —un ecosistema de microorganismos que protege la boca y el sistema inmunológico— se ve alterado, permitiendo el crecimiento de bacterias dañinas como Fusobacterium y Campylobacter. Estas bacterias pueden provocar periodontitis, una enfermedad de las encías que causa inflamación, y están asociadas con enfermedades cardiovasculares y riesgo de cáncer.
Además, el tabaquismo cambia el ambiente bucal al reducir los niveles de oxígeno y alterar el pH, lo que impide una producción adecuada de saliva. La nicotina, un químico altamente tóxico, fomenta la proliferación de bacterias dañinas al ayudarles a adherirse a las superficies dentales, formando biopelículas que llevan a la caries y otras complicaciones. Incluso los fumadores de cigarrillos electrónicos presentan altos niveles de bacterias dañinas en la boca, lo que demuestra que el vapeo no es una alternativa completamente segura.
Aunque estos cambios afectan gravemente la salud oral y sistémica, dejar el tabaco permite al microbioma oral restablecer su equilibrio, reduciendo el riesgo de periodontitis y otras enfermedades. Los gobiernos y organizaciones como la OMS siguen trabajando para concientizar a la población, especialmente a los jóvenes, sobre los riesgos del tabaquismo y la importancia de prevenir sus efectos a largo plazo.