Morelos, México. Este día marca un hito en la lucha por los derechos humanos, ya que Jovita Florencia Herrera Ramos, mujer indígena mixteca originaria de Allende Huajuapan, Oaxaca, obtuvo su libertad tras pasar una década en prisión en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 16. Jovita fue acusada injustamente de un delito que no cometió, pero gracias al trabajo del Instituto de la Defensoría Pública Federal y el acompañamiento del Centro Prodh, logró una sentencia absolutoria.
Una década de injusticia
En 2014, Jovita fue detenida arbitrariamente, acusada sin pruebas del delito de secuestro. Durante su arresto, fue víctima de tortura por parte de elementos de seguridad del Estado de México, quienes ingresaron violentamente a su hogar y la agredieron junto a su nieto. Este caso expone una de las tantas historias de mujeres privadas de su libertad debido a procesos judiciales irregulares y falta de pruebas.
Un reencuentro lleno de esperanza
A su salida del penal, Jovita se reunió con su hija, Yaquelina, y su nieto, Alejandro, en un emotivo momento que marca el inicio de una nueva etapa para esta familia mixteca. Su liberación simboliza un triunfo para los derechos humanos y una esperanza para quienes aún enfrentan injusticias en el sistema penal mexicano.
Otras mujeres luchan por justicia
El caso de Jovita es un reflejo de una problemática más amplia. Entre estas historias destaca la de Keren Selsy Ordoñez, una joven detenida arbitrariamente en Tlaxcala y sobreviviente de tortura, quien enfrenta una sentencia de 50 años y continúa luchando por su libertad.
Un llamado a visibilizar estas historias
La liberación de Jovita es un recordatorio de la importancia de garantizar el acceso a la justicia para todas las personas. Es crucial seguir difundiendo estos casos para generar conciencia sobre las fallas del sistema judicial mexicano y la necesidad de defender los derechos humanos.