La tensión en Medio Oriente ha alcanzado su punto máximo tras un masivo ataque de Irán contra Israel este martes. Más de 400 misiles balísticos y drones explosivos fueron lanzados por Teherán, afectando varias ciudades israelíes, incluidas Jerusalén y Tel Aviv, donde algunos proyectiles impactaron en áreas urbanas.
Este ataque, el más grande registrado hasta el momento por Irán, fue en represalia a la reciente incursión israelí en el sur del Líbano, donde el ejército israelí buscaba desmantelar infraestructuras de Hezbolá, un grupo respaldado por Irán.
Lo que preocupa es que, por primera vez, las defensas antimisiles de Israel fueron superadas, permitiendo que los proyectiles alcanzaran zonas habitadas. A pesar de la magnitud del ataque, las fuerzas israelíes lograron restablecer el orden en cuestión de horas, reabriendo el espacio aéreo y permitiendo que los ciudadanos abandonaran los refugios.
Ante esta escalada, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó a las fuerzas armadas estadounidenses intervenir para derribar los misiles iraníes dirigidos hacia Israel. La Casa Blanca emitió un comunicado confirmando que tanto Biden como la vicepresidenta Kamala Harris están en la sala de crisis, recibiendo informes en tiempo real sobre la situación.
El conflicto sigue en desarrollo y la región permanece en estado de alerta máxima.