En un indicio alentador para la economía mexicana, la tasa de inflación nacional descendió a un 4.27% durante la primera quincena de octubre, marcando su nivel más bajo en poco más de dos años. Este notable freno en la escalada de precios representa un avance significativo hacia la meta establecida por el Banco de México, que apunta a una inflación del 3% con un margen de un punto porcentual.
Este descenso en la inflación es resultado de notables desaceleraciones tanto en el componente subyacente como en el no subyacente, que presentaron tasas de inflación interanual de 5.54% y 0.48%, respectivamente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) mostró un incremento del 0.24% en comparación con la quincena previa, siendo uno de los aumentos más moderados registrados para una primera quincena de octubre.
Es importante destacar que, a diferencia de periodos anteriores, en esta ocasión la brecha entre la inflación del componente subyacente y no subyacente fue mínima, con aumentos de 0.24% y 0.25%, respectivamente. El componente no subyacente, que incluye productos agropecuarios y energéticos, tiende a experimentar fluctuaciones más pronunciadas debido a la volatilidad de los precios de estos productos.
Por su parte, el componente subyacente comprende alimentos procesados, productos de higiene y cuidado personal, educación, transporte y otros servicios. Esta tendencia de desaceleración representa una estabilización significativa de los precios a nivel nacional, tras la ola inflacionaria experimentada en el año 2022.
Esta noticia ofrece un panorama alentador para la economía mexicana, sugiriendo una posible recuperación y estabilidad en el frente inflacionario. Sin embargo, es importante seguir de cerca la evolución de estos indicadores en los próximos meses para evaluar la sostenibilidad de esta tendencia.
