
El mundo de la Fórmula 1 no se detiene y, una vez más, un movimiento corporativo sacude el paddock. Aston Martin dejará de ser accionista del equipo de F1 que actualmente lleva su nombre y en el que compite Fernando Alonso. La marca británica, golpeada por una delicada situación financiera, venderá su participación en la escudería al empresario Lawrence Stroll, actual propietario del equipo y padre del piloto Lance Stroll.
Según trascendió, la operación contempla la venta del 33% del equipo por una suma aproximada de 60 millones de euros. Sin embargo, el cambio no afectará a la denominación de la escudería, que continuará compitiendo bajo el nombre de Aston Martin. A efectos prácticos, la marca pasará a funcionar como patrocinador principal, sin involucrarse directamente en las decisiones o el financiamiento del equipo.
Un cambio de rol para Aston Martin
La retirada de Aston Martin como inversora directa en la F1 no es un hecho menor. Desde su llegada al gran circo en 2021 —cuando el equipo Racing Point fue rebautizado—, la firma británica apostó por hacer de la máxima categoría un escaparate de lujo para su marca. Pero el contexto económico ha cambiado drásticamente.
En lo que va de 2024, Aston Martin ha vendido menos vehículos que en 2023, arrastra retrasos en la producción y ha tenido que prescindir de cerca de 200 empleados. Además, las políticas comerciales implementadas por Estados Unidos, con nuevos aranceles para vehículos importados, han sido un nuevo golpe para las finanzas de la firma. Actualmente, la deuda estimada de la compañía ronda los 1.000 millones de libras.
Lawrence Stroll, por su parte, no parece dispuesto a abandonar el proyecto. A través de su consorcio inversor Yew Tree, reforzará su control sobre la escudería, apostando a largo plazo por una estructura propia, con identidad clara, y ya no atada directamente al destino de la automotriz.
La estructura del equipo no cambia (por ahora)
Desde lo deportivo, este cambio no debería afectar a corto plazo la operativa del equipo. El cuartel general en Silverstone seguirá funcionando como hasta ahora, el personal técnico permanece en su lugar y Fernando Alonso, al menos por ahora, continúa comprometido con el proyecto.
De hecho, el equipo se prepara para una transformación importante de cara a 2026, cuando entrarán en vigencia las nuevas regulaciones técnicas de la F1. A partir de esa temporada, Aston Martin contará con motores Honda, lo que promete ser un salto significativo en rendimiento. Además, los rumores sobre una posible incorporación de Adrian Newey, el legendario ingeniero de Red Bull, han encendido las alarmas en el resto del paddock. Como si fuera poco, también se ha mencionado el nombre de Max Verstappen como posible candidato para liderar el proyecto en esa nueva etapa.
¿Un futuro prometedor o más humo?
No obstante, el presente del equipo es complicado. Los resultados de esta temporada están muy lejos de lo esperado. Tras un 2023 prometedor, donde Alonso logró varios podios, el equipo ha dado un paso atrás. El propio piloto asturiano ha sido tajante al declarar que “no estamos ni para entrar en el top 18”, evidenciando su frustración por el pobre rendimiento del monoplaza.
La gran incógnita ahora pasa por ver si este cambio en la estructura societaria se traducirá en mayor estabilidad y claridad para el equipo, o si será el inicio de un proceso de reestructuración más profundo. La apuesta de Stroll es clara: mantener el nombre de Aston Martin como marca visible, pero con una gestión más independiente y con recursos propios.