Por: Dr. Raúl Zenteno Langle

El 23 de abril de 2025 se corrió el Maratón de Boston, y más de 700 mexicanos cruzaron la meta en esta icónica prueba. Pero más allá del entrenamiento y la disciplina, hay un detalle clave que puede marcar la diferencia: la hidratación. Ya sea que corras maratones o simplemente camines al trabajo, seguro te has hecho esta pregunta alguna vez: ¿cuánta agua debo tomar al día? En el consultorio, es una duda frecuente. Y aunque parece simple, la respuesta no es la misma para todos. ¿Quién necesita beber más? ¿Y quién debe limitar el agua? Aquí te lo contamos con ejemplos claros y fáciles de aplicar.
Pacientes que deben de tener alta ingesta de líquidos.
Cálculos renales
Para pacientes con cálculos renales (litiasis), una alta ingesta de líquidos es crucial. La deshidratación favorece la precipitación de sales y la formación de cálculos. Se recomienda consumir de 2 a 3 litros de agua al día, complementado con una dieta renal especializada para minimizar su desarrollo de acuerdo con la etiología del cálculo renal.
Maratonistas/Atletas de alto rendimiento
Durante una carrera, el cuerpo puede perder más de 4 litros de líquido en sudor. Esta deshidratación severa reduce el flujo sanguíneo al riñón y puede causar insuficiencia renal aguda temporal. Estudios recientes muestran que entre el 55% y el 82% de los maratonistas presentan alteraciones renales leves tras la competencia, que suelen resolverse en 24 a 48 horas con reposo e hidratación adecuada. Por eso, beber líquidos antes, durante y después del ejercicio es esencial.
Infecciones del tracto urinario (ITU)
Beber más agua puede prevenir infecciones urinarias, especialmente en mujeres. Un estudio publicado en JAMA Internal Medicine demostró que aumentar el consumo de agua en 1.5 litros al día redujo de manera significativa los episodios de cistitis recurrente y disminuyó el uso de antibióticos.
Pacientes que deben de tener baja ingesta de líquidos.
Enfermedad renal crónica (ERC)
En etapas tempranas, si el paciente todavía orina con normalidad, no es necesario restringir líquidos. Además, el estudio CKD WIT demostró que aumentar la ingesta de líquidos en estas etapas tempranas no ralentiza el deterioro de la función renal. Pero en etapas avanzadas o en diálisis, la acumulación de agua puede ser peligrosa. En estos casos, se recomienda limitar el consumo a 1–1.5 litros diarios y controlar estrictamente la sal, ya que el exceso puede causar hipertensión, dificultad para respirar y mayor riesgo cardiovascular.
Síndrome nefrótico
Es un conjunto de enfermedades que se caracterizan por perdida masiva de proteínas en la orina, lo que provoca retención muy importante de líquidos. Se recomienda la restricción hídrica en estos pacientes cuando presentan poca orina durante el día, trastornos en los electrolitos en sangre (sodio bajo) o una hinchazón severa generalizada. El tratamiento consiste en tratar la causa del síndrome nefrótico acompañado de diuréticos, restricción hídrica si hay mucha hinchazón (1-1-5 litros de agua al día promedio), restricción de consumo de sal y dieta por nutriólogo renal.
Cirrosis hepática
Es común encontrar en estos pacientes en fases avanzadas acumulación de líquidos. Cuando hay acumulación de líquido en el abdomen (ascitis) o niveles bajos de sodio, se recomienda restringir líquidos a 1–1.5 litros diarios. Pero si el paciente no tiene retención ni sodio bajo, forzar la restricción puede ser contraproducente.
¿Y falla cardiaca crónica?
Aunque durante años se ha aconsejado restringir líquidos, un estudio reciente publicado en Nature Medicine (marzo 2025) no encontró diferencias importantes entre pacientes que tomaban 1.5 litros y los que no tenían límite. Eso sí, quienes tomaban menos agua sentían más sed. Este estudio no incluyó pacientes con daño renal, así que aún se necesita más evidencia antes de hacer recomendaciones generales.
La hidratación es clave para la salud, pero su manejo debe ser individualizado. No todos deben beber 2 litros al día, ni todos deben restringirse. Lo más importante es adaptar el consumo a cada condición médica y consultar siempre con un profesional de salud. A veces, lo que parece una buena idea (como tomar mucha agua) puede no serlo… según el caso.