Hay formas de violencia emocional que no dejan marcas visibles, pero que hieren profundamente. El gaslighting es una de ellas. Este término, proveniente del cine clásico, describe una forma de manipulación psicológica en la que una persona hace que su pareja dude constantemente de su percepción, memoria o juicio.
Frases como “estás exagerando”, “eso nunca pasó” o “estás loca” son típicas en estas dinámicas. A través del tiempo, la víctima comienza a desconfiar de sí misma, lo que genera un ciclo de dependencia emocional y baja autoestima. Esta forma de abuso es sutil, progresiva y devastadora.

Detectarlo a tiempo es clave. El gaslighting no siempre se presenta con gritos o agresiones, sino con negaciones constantes, invalidación emocional y distorsión de hechos. Una pareja sana escucha, valida y se hace responsable de sus actos. Si sientes que todo es siempre tu culpa y dudas de tus recuerdos, tal vez no estás siendo sensible: estás siendo manipulada(o).